20/10/2015 12:27 Jorge L 22 Si me lo permiten, comenzaría por variar parte del título: “Pequeño GRAN ensayo sobre la soledad”. Simplemente es una obra mayúscula. Un relato actuado de “Nosotras” o personas – hormigas o tarántulas o lo que sea, que intentan salir de un hormiguero represivo. Ampliar sus horizontes, extender sus manos y gritarle al mundo que hay otra estructura, otro hormiguero posible. Una gran denuncia poética sobre la religión enmarcada, la mujer condicionada, el hombre cosificado y la sociedad ciega. Escarban en la gran coyuntura político – social, casi como un juego lleno de retruécanos, encriptado y con un lenguaje exasperadamente gestual, lleno metáforas, palabras y rezos. Una pizarra escribe, los cuerpos se exponen y el hilo de Ariadna entre sus protagonistas desenrosca en cada escena una crítica profunda sobre lo dicho. La ira, la enfermedad, la ironía ayudan al relato compulsivo de un mundo que todos conocemos, pero traducido bajo el tamiz teatral. Un alto compromiso actoral, una provocación constante en la mirada participativa y una construcción muy fuerte se disparan en un dispositivo circular. Es increíble el clima que se logra, pero más increíble aún cómo nos resuenan nuestras propias convicciones, pareceres, contextos y decires. Tocan nuestra matriz, la provocan y la arrojan allí; en el escenario, en el círculo central, en el oráculo americano quizá solo para completar lo incompleto de nosotros mismos. No opinen, no respondan, no hablen sugiere un personaje. Pero es imposible no contestar mudos desde nuestras cajas craneanas, ser parte, o al menos ser hormiga, ser madre, padre, hijo, ser comunidad y pretender comprender esa soledad que nos subyace a todos.
18/10/2015 10:49 Diego 2 Un buen laburo actoral para una obra de enormes pretensiones filosóficas, con un texto críptico por momentos aunque siempre de una poética inteligente y en la que latinoamerican*s de cualquier punto del mapa nos reconocemos.
20/10/2015 12:27
