Opiniones sobre La Gripe

  • 04/11/2004 14:43
    Tomás G
    Metateatro logra con “La Gripe” una puesta inquietante y conmovedora

    Por Tomás Gutiérrez

    Una valoración rápida permite sostener que “La Gripe” es una obra de texto sobrecogedor, montada con meticuloso desparpajo y, sobre todo, estupendamente interpretada.
    Otra valoración, menos apremiante y acaso más rigurosa, lleva necesariamente a ponderar la importancia de un acontecimiento escénico que reivindica las poderosas raíces culturales de Trelew, respecto de las cuales, hay que remarcarlo, el teatro nunca ha sido una expresión menor.
    La sala de Metateatro resultó chica la noche del estreno de esta inquietante obra de Eugenio Griffero, y todo hace presumir, si funciona como siempre la característica propaganda de boca a oreja del mundillo teatrero, que también en estas ultimas funciones de la temporada habrá mucho público. Que como el de la primera función seguramente gozará de una hora y pico de teatro del mejor.
    “La Gripe” tiene un handicap que la conjunción de objetivos y resultados permite justificar con amplitud: su director, escenógrafo e iluminador es nada menos que el dramaturgo Alejandro Robino, autor de la recordada “Crónicas de Sangre” que Metateatro presentó tiempo atrás en esta ciudad y llevó incluso a sitios tan lejanos como Cuba. Robino, con su impactante puesta en escena, demuestra con creces no sólo que tiene oficio sino que además está dotado de una fina sensibilidad para el aprovechamiento exhaustivo del espacio y el tiempo teatrales.
    María Rosa Bianchi y Pedro Araneda, en un hito clave de sus meritorias trayectorias actorales, componen dos personajes conmovedores. Ningún recurso gestual ni vocal les es ajeno para transmitir con solvencia, profesionalidad y apasionamiento el delgado desfiladero que separa la emoción del espanto. Esa mujer y ese hombre, devenidos en misteriosas víctimas de una epidemia más moral que física, pacientes de un hospital – purgatorio en el que están condenados a decir(se) cosas que tenían ocultas bajo un añejo envoltorio de hipocresía y cinismo, expresan sus conflictos interiores a través de una dialéctica devastadora.
    Hay tanto dolor, tanto patetismo y tanta neurosis desnuda, que sólo ciertos mágicos momentos de ternura y de excelente humor dan respiro al espectador. Hay un clima denso, pero no opresivo. La obra se disfruta, porque tanto su lograda estética como su mensaje fuertemente ético satisfacen las expectativas de corazones e intelectos abiertos.
    “La Gripe” es un imperdible dentro de la mezquina oferta de espectáculos generados en la ciudad de Trelew. Algo en lo que es inevitable reflexionar cuando una melodía exquisita inunda la sala y una agonizante luz cae sobre las máscaras soberbias de los inmóviles actores, clausurando morosamente una puesta que dignifica al teatro de de esta ciudad.