09/11/2014 22:05 Romina F 4 Me conmovió de principio al fin llamando a mi emotividad a cada momento. Unas tantas veces “piel de gallina” por lo que estaba viendo y escuchando en esa sala. La posibilidad de que convoque al espectador a un nivel de compromiso a un punto tal en que el cuerpo exprese lo que está percibiendo es, creo, uno de las cosas que más me gustó de la obra, comprometerse allí con lo que uno está viendo.
En esta obra Laura se representa a sí misma en un escenario, representa aquello que dejó una marca de por vida en su historia y subjetividad. De algún modo comienza a tramitar algo de lo que le sucedió rememorando una y otra vez, en cada función, aquel traumatismo.
Salí con muchas preguntas, una de ellas fue: ¿cómo es perder el lenguaje para una actriz? Y me dije: es como para una bailarina perder la pierna, o quebrársela en mil pedazos. Volver a construir un lenguaje ya adquirido, qué mejor lugar que un escenario, que un libreto, que un texto a ser dicho, para dar pasos hacia la recuperación.
Claro, también pensé en el proceso de la obra, un pasaje por los primeros tiempos de su vida, hasta la actualidad, el accidente y lo que vino luego. Escuché por ahí del compromiso y el oficio que siempre ha sostenido la actriz con respecto a su disciplina, y pensaba: ‘este era el único modo para ella de empezar a sanar’. No había otro modo más que a través de una obra que cuente su vida, desde los primeros tiempos en el teatro hasta el presente. No hay otro modo de reaprender el lenguaje sino a través del lenguaje teatral, el suyo por excelencia, ya través del que se fue constituyendo desde pequeña.
Excelente el recurso del enfermero que le presta palabras, que toma su Letra a través de una canción. Y no hay confusión y equívoco más válidos, en tanto es en el ‘aquí y ahora’ de la función, eso sucede con una veracidad y un realismo absoluto, y cuenta eso que acontece cada día cuando el telón se cierra.
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