Opiniones sobre Somnium

  • 14/06/2004 17:57
    Iride Y 2
    LA OBRA
    Es un texto elaborado desde lo alto para ser escuchado - entendido - pensado, por quienes nos deslizamos a ras de tierra, con los ojos y la mente en blanco, absortos no en lo infinito del universo sino en la pequeña cápsula que nos sirve de vehículo circunstancial mientras creemos estar viviendo en un cuerpo propio.
    Enrique Papatino es un dramaturgo poeta. Alza su vuelo a las estrellas y allí escribe "Somnium". Se nutre de los nombres mágicos que alguna vez tuvieron la Luna o Venus, y pide encontrar la Luz, poniendo en los labios del niño que será después el sabio, la Pregunta: ¿qué hay del otro lado?
    Y si el misterio es utilizado como alimento de la mente, la respuesta ausente lo es de la pasión del poeta, que padece la incertidumbre del origen del color y la luz de lo que piensa y siente. Y también, si por momentos siente ser el demiurgo de su universo, la revelación primera de que la palabra ya existe y sólo debe ser tomada aunque ella por sí sola no pueda expresar el alma, esa herramienta primordial no le pertenece y sólo le será dada en préstamo, pues sólo el Gran Arquitecto conserva el Poder de la Sagrada Administración de todo bien terreno.
    Entre la ciencia y el pensamiento mágico, el esoterismo y las matemáticas, Papatino se desdobla en un texto que no decae un momento sino que mejor aún, va creciendo hasta el final, para pronunciar desde los labios del científico y su pitonisa madre el mensaje que habrá de generar el más alquímico producto de un echizo: el del público.

    No cualquier público para "Somnium". Se puede pensar en iniciados: en soñadores, poetas, astrólogos, locos y quizá también en científicos que salen del laboratorio para correr a secretas reuniones donde se siguen investigando los Misterios. Bajo el Sol de Capricornio... todo es posible.

    LO QUE NOS MUESTRA LA ESCENA:
    Un espacio mágico, sólo vulnerado por algún detalle que debe ser considerado insignificante, dada la fuerza emergente del todo.
    Susana Cart es el rostro y la voz justos. Su profesionalismo controla todo posible exceso y contribuye a la armonía del conjunto sabiendo eclipsarse y reaparecer, como la luna entre las nubes .
    Daniel Debiase, logra un Kepler tierno y apasionado a la vez, capaz de sostener un parlamento extenso con toda la energía conque el mismo fue elaborado.
    José María Lopez, con su perfecto dominio de los espacios y la voz, compone un Tycho Brahe que orienta con sutileza el sentido de lo rígido del pensamiento científico, hacia la sonrisa misteriosa que nos dice otra vez que el Todo es más que la suma de sus partes, y que cada parte es a la vez un todo en sí misma, y por lo tanto incognoscible.
    Vita Escardó es una actriz de belleza inquietante, con alguna sobreactuación tipo Coca Sarli y por momentos el detalle ingenuo que rompe el círculo mágico.
    Los vestuarios y la escenografía de Jimena Groppo, nos muestra lo poco que importan los costos cuando lo que se quiere es hacer buen Teatro. Sólo se le puede señalar el haber permitido a Catalina vestir unos suecos con tacones de madera. Quien ésto escribe ha visto una de las primeras presentaciones, y no sabe si a esta altura fue modificado este "detalle". En cualquier caso, Vita Escardó compone su personaje con esfuerzo, pero también con alguna dificultad que se puede notar desde la platea. Sabemos lo importante que es el vestuario para un actor. Según nos vestimos, así nos sentimos. Tal vez, con unas sandalias de taco bajo y un vestido menos "nocturno", hubiera podido ayudar a su interpretación que, insisto, tiene el mérito del esfuerzo.
    La música del comienzo es realmente muy buena. Luego va bajando algo su nivel y puede ser reiterativa. Sin embargo, sostiene bien los parlamentos como fondo.
    La Dirección de Enrique Dacal, es impecable, ajustada, intocable por otra parte.
    El TOTAL es una obra inteligente y profunda, realizada con acierto y digna de ser mantenida en cartel. La recomiendo totalmente. IRIDE YUG :.