Opiniones sobre Perderte otra vez

  • 04/06/2011 11:51
    Saul S 259
    magnifica desde todo punto de vista, deleite para los sentidos, `calidad en todos los aspectos, pasion por el trabajo teatral y entrega al publico,,, hay que verla si o si.. gracias a dionisi por tanto teatro, igual que de hombre a hombre, grande de la escena.
  • 28/04/2011 01:09
    Pietro S 7
    “…El hombrecito sonriente se ha puesto a hablar, a hablar simplemente,
    naturalmente, sin énfasis, sin citas latinas, sin contarles esto o aquello,
    y sobretodo, sin lágrimas. Y ¿qué le dice?...”
    Manuel Mujica Lainez,
    El hombrecito del azulejo

    Desde la portada de un disco de vinilo de Ornela Vanoni titulado “Detalles”, la cantante italiana parece observar la escena toda. Con una mano en el mentón, exuberante de hombreras, recostada sobre el combinado, parece ser la única testigo de la intimidad de un hombre que está solo y espera. Y en la espera, el hombrecito se ha puesto a bailar, y a saltar, y volar, naturalmente.
    “Perderte otra vez” es “detalle”. Una sucesión minuciosa, impecable e implacable de cotidianeidades, minucias, pequeñas cosas. Que funcionan a la perfección, como parte de un engranaje exacto y conciente de que sin ese impecable andar, todo sería un desbarajuste inmenso y doloroso. En esos detalles está su directora, María Rosa Frega, quien junto al resto del aparato artístico (coreógrafos, iluminador, diseñadores) hacen posible que Emiliano Dionisi desarrolle todo su potencial en esa partitura impredecible para el espectador pero diseñada como un reloj suizo.
    La belleza de la puesta, la elección de los objetos, la música como personaje imprescindible, la destreza e histronismo de su actor, hacen que una tras otra se sucedan imágenes preciosas, situaciones que encadenadas, construyen (o deconstruyen) una espera trágica, como todas las esperas; patética, como todas las esperas, y llena de humor, como todas las esperas que son trágicas y patéticas; pero a las cuales hay que sobrevivir para contarlas y para volver a perderlas.
    El trabajo de Emiliano Dionisi remite a una tradición de actores y es muy posible que quien se abra al espectáculo se encuentre de pronto pensando en Rowan Atkinson, el genial comediante británico. Incluso remitirse a los grandes del cine mudo. Pero aparte de eso, Emiliano Dionisi, vuela. Y son una anécdota las telas por las que se desliza en un baño dionisíaco. Es una anécdota el arnés que lo hace rozar la cabeza de los espectadores. Vuela. Aún pisando fuerte. Y se convierte en una maquina perfecta de expresión, aunque no use palabras, su cuerpo, todo, habla. ¿Y qué dice?...

    Pietro Salemme
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