Opiniones sobre Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna

  • 16/11/2010 01:31
    Natalia F 56
    "El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable; mas no por ello se debe –ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos, anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin –la obtención del placer-, ya su aspecto negativo –la evitación del dolor-. Pero ninguno de estos recursos nos permitirá alcanzar cuanto anhelamos. La felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo. Ninguna regla al respecto vale para todos; cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz. (…) Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; por fin, también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos. "Sigmund Freud (El malestar en la cultura)

    Detenida en el significado de la palabra regla, en aquello de que se trata de un principio, precepto o máxima de un arte; pienso; ¿acaso vivir en sociedad no es un arte? También asocio su referencia a un orden que guardan las cosas naturales y por el que se desarrollan de un determinado modo. Pauta, método, patrón, guía, pasos, normas, usos, costumbres; todo vale para develar la forma -que nunca es una ¿o si?-de convivir con esa “sucesión de problemas ínfimos que exigen e implican una respuesta” y que son, podrían ser, la vida. Lagarce y su romance con la palabra, su inclemencia e inteligencia para proponer y desafiar al decir en escena. Todo esta ahí, en sus palabras, pero sobre todo está en la forma, arbitraria a los fines de su significación, en la que decidió compartirlas. El secreto está en decodificar lo exquisito de esa forma, a través de la profunda comprensión y de la cadencia que se le imprima a esa osada polisemia textual. Este Director-gigante-y esta hermosa y eximia actriz encontraron la energía exacta que necesita tamaño texto, los matices más sutiles-infinitos-el cuerpo y la escenografía-que es preciosa y precisa-para reflexionar desde la escena, dialogar con el espectador, hacernos reír con las ironías que caracterizan a la verdad, exponiendo-sino denunciando poéticamente-lo artero e inevitable de las reglas que nos constituyen como sociedad y como clase también. La descripción exhaustiva de los momentos-esa simbología que regla nuestro existir-contados desde una dulce aceptación y una rebelde negación; el equilibrio entre estas dos orillas es lo que hace que este trabajo nos sorprenda seducidos, involucrados. Las reglas de la vida desplegadas como definiciones ostensivas-persuasivas también-el lenguaje y Lagarce-una dupla infalible-y esta otra dupla talentosa-Rubén y Estela-que naturalizaron, alivianaron, lo trágico de vivir pautados. En palabras de Simone de Beauvoir: “(…) el hombre no es más que un accidente indiferente a la realidad del ser; está en la tierra como un explorador perdido en el desierto; puede ir a la derecha o a la izquierda, puede ir a donde quiera; jamás irá a ningún lugar y la arena cubrirá sus huellas”.A pesar de creer-yo-que ninguna regla vale para todos, hay un lugar para ellas, algo de “vivir como ser distinto y único entre iguales”… Exhortada a reflexionar sobre mis propias reglas me voy con la certeza de haber sido testigo de todas las reglas del teatro juntas; un todo perfecto. Lo digo…y lo creo.
  • 26/10/2010 15:26
    Diego M 2
    ElKafka Espacio Teatral presenta una obra estupenda, toda en sutilezas e ironías, que nos lleva a saber que, en cualquier circunstancia de la vida hay una solución y una manera de reaccionar y de actuar. Y todo esto hasta en los más mínimos detalles de vestimenta y qué actitud es adecuado tomar en cada ocasión. ¡Una joya! Como todas las obras de Lagarce, la intriga es mínima, todo reside en la palabra: lo dicho, y lo que queda por decir. Con la suerte de poder ver la obra de un autor contemporáneo de los más representados mundialmente, después de Shakespeare y Molière y más que Tchekhov. Y además es la ocasión de ver a la formidable Estela Medina, eximia actriz uruguaya, cuya trayectoria fue premiada con varios Florencios en el Uruguay; nombrada Chevalier des Arts et des Lettres por el Gobierno de Francia; Life Achievement Award otorgado en Miami; y ha sido reconocida este 2010 por los Reyes de España, al otorgarle La Orden de Isabel La Católica... Un consejo: Vaya. No Se La Pierda.
  • 25/10/2010 22:31
    Fernando T 35
    No es un texto teatral, es una burla.
    Perforar los oídos de los espectadores durante 90 minutos con la lectura textual de un manual del 1900 y llamarlo "obra de teatro" es una de las burlas menos graciosas de la que he sido vítima, por no decir una estafa directa.
    La actuación de Estela Medina salva algo del naufragio, pero ni ella es capaz de evitar la repetición y cierto aburrimiento.
    La frutilla del postre es el "creativo recurso" del director de la puesta para mostrarnos que estamos apresados en un mundo de reglas: ¡el escenario está cercado por cintas y candeleros del tipo que tienen los bancos y oficinas públicas para ordenar las colas! ¡Y la actriz es ayudada para entrar y salir del recinto!
    ¿No merecemos un poco más de sutileza? ¿Qué hicimos para merecer eso?
    Resumiendo: Abstenerse a menos que quiera ver por una vez en su vida a Estela Medina sin tener necesidad de cruzar el río.