Opiniones sobre La vida terrenal

  • 04/05/2011 20:17
    Gonzalo A 21
    Llegar al teatro El Elefante, ya de por si es una experiencia. Un muy lindo espacio, chiquito y acogedor.
    La obra es una dulzura, la puesta es un ejemplo de como hacer mucho con poco, algo que caracteriza al teatro argentino.
    Verònica se luce, con solo una mallita como todo vestuario, construyendo de manera impecable un lindo personaje. Su trabajo fisico me gusto mucho.
    En fin, si no Vieron nada de Santiago Loza y Lisandro Rodriguez esta es una muy buena oportunidad en un muy lindo espacio.
  • 30/04/2011 14:25
    Mauro 4
    Es la historia de fragmentos de una vida todavia en su trascurso. Es tambien pequeños recuerdos, tontos ,cotidianos en su sencillez pero densos en su longitud ,capaces de armar una historia oscura en tono de sentir lo ajeno como propio y el propio cuerpo y sus contenidos como en tercera persona. Desligado lo afectivo el cuerpo material y la realidad sin puentes en torno de un relato de una hora atractivo y muy ductil. Muy bueno el trabajo corporal y el unipersonal de la joven actriz.
  • 23/04/2011 20:20
    Nacho 6
    Como nos viene acostumbrando esta dupla, otra obra preciosa. Sencilla, precisa, íntima. Hermosa y fresca actuación, y hermoso planteo estético.
  • 16/04/2011 08:55
    Emma 2
    Muy buena obra. A recomandar !
  • 28/03/2011 01:58
    Vanesa Z
    Atrapante. Inquietante. Impecables actuación y dirección. Texto muy original. Me gustó mucho chicos, da gusto ir a verlos.
  • 09/09/2010 20:43
    Federico M
    Maravillosa obra, la recomiendo.
  • 22/07/2010 20:47
    Natalia F 56
    "Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio. Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba. Invento la víspera, la noche, el día siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos límpidos un mundo penosamente soñado (…) Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres: esta lucidez ya no me abandona (…) La soledad de la conciencia y la conciencia de la soledad (…) Todo desemboca en esta eternidad que no desemboca. Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante (…) Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día. " Octavio Paz

    Una dramaturgia literaria (o traducción escénica de una literatura dramática)-asocio-letras con las que se hacen palabras; con ellas relatos; un texto; signos que se van a cargar de sentido en un espacio vacío que dejará de ser tal, a partir del instante en que alguien-ella-se ponga al cuerpo-con autoridad- esas letras originarias, constitutivas de esta pieza teatral. Si una reflexión sobre la existencia (hecho complejo e insignificante de estar en el mundo) o simplemente su exorcización, no importa, porque se impregna igual. Un zahorí, una forma teatral y conmovedora de contarse; contarnos; desandar lo vivido; desentrañar los-siempre accidentados-pasos por esta tierra que no es dada a transitar; ejercitar los recuerdos (evocaciones que nos componen); desahogarse; un intento por diferenciarse; desdeñar el cuerpo que nos oprime-la insoportable imperfección humana-; respirar en la inmensidad del mar y evolucionar para distinguirnos, así, de otros reinos. “El llanto y el mar son parecidos”-dice ella-; uno cubre la superficie de la tierra y el otro las afrentas de la vida-pienso yo. Interpretación íntima y universal-el irresoluble dualismo-de un mundo, que a pesar de ser propio no es único. Somos lo que decimos, aunque a veces apenas nos alcance para decir lo que somos. Barrenan en “La Vida Terrenal”-casi en la forma de anotaciones en el margen-premisas (también ensayos) sobre el amor, la soledad, la feminidad, la individualidad, la infancia, la simpleza. Una pileta protagoniza la sagaz escenografía-me animo a vanguardista-; remembranza del agua, el lugar de dónde venimos y el que, a veces, elegimos para inspirarnos, escaparnos, alivianarnos. Una bocanada de aire; así el teatro; amparo y abandono de lo real. Música y luces acompañan la cadencia de la entrega actoral. Una dirección intuitiva que dice de la comprensión profunda, de la convicción, de la sutileza de las decisiones que este texto pide. De una estética-ciencia de lo bello- muy personal. Como todo fenómeno, necesita ser percibido para luego oponerse a la experiencia real. Agua quieta corre profunda. La generosidad artística de esta dupla. Un arma de repetición, otra huella-marca registrada-de Elefante.