Opiniones sobre Puto

  • 16/05/2011 00:25
    Pietro S 7
    PUTO es un espejo. Desde el comienzo el director nos deja bien claro que lo suceda puede ser un espejo de nosotros espectadores. O más bien, traza ese reflejo para generar, simplemente igualdad. Porque en el fondo, somos todos iguales, y sufrimos por las mismas cosas, de diferentes maneras.
    Sería más que interesante realizar una línea de tiempo para ir viendo como una palabra se va modificando a través de las décadas. Pero no es mi tarea. Aunque no dudo que haya formado parte de unas de las tantas tareas de su director, Alejandro Mateo. Lo cierto es que alguna vez, PUTO era todo ser de genero masculino sospechado en su virilidad. Quizá ese sea uno de los puntos de partida de la obra, que es contada por cinco hombres en enaguas negras, con zapatos de vestir y con modales afeminados. ¿Cliché? Si. Y nunca mejor utilizados. Porque cuando un recurso deja de ser artificio para ser cuestionado, investigado, llevado al límite produce entre otras cosas teatralidad. Y eso no es poco. Porque basta ver algunas obras para comprobar que la teatralidad no es condición sine qua non como para que estén en cartel. PUTO se hace cargo de cada uno de esos clichés creando un anacronismo que da cuenta de las diferencias. Porque si, somos todos iguales. Pero en teoría. En la práctica, a veces ni eso. Por eso en un momento uno de los personajes le responde al policía que le “sugiere” buscarse un trabajo digno: “¿De estibador en el puerto, de pica boletos en el ferrocarril? No, no, ya sé, de portero en el Congreso o en el Savoy. De dactilógrafa. Tengo la Pitman completa. Contráteme, contráteme (…) Horas haciendo cola y chupando frío, hasta que te miran el documento y ahí te volvés invisible”

    La dramaturgia va generando capas, parece hilarse suavemente entre los cuerpos de los actores, recorre los escasos objetos (cada uno, hito en la historia de las sexualidades), se diversifica generando voces que aprendieron que la única forma de subsistir es riendo. Convertir la burla del afuera en un chiste entre amigos, que te salva la vida. A la loca la salva el humor. Eso siempre se supo. Y mariconear. Mariconear es una acción concreta, eficaz, liberadora y para algunos, imposible de comprender. En eso, la loca, se parece un poco a aquellos payasos que hacían reír a todos y que por dentro lloraban. Pero PUTO no cuenta mas tragedias que las si prestamos atención podemos ver a diario.

    Estos seres de pechos y piernas peludas, con enaguas negras, zapatos de vestir, modales afeminados, medias de nylon y ropa interior masculina que lo mismo se tratan con nombres de hombre o de mujer, que se enfrentan con un mundo hostil y sobreviven, que luego se les estruja el corazón por un chongo que promete, y que bailan entre ellos un tango, o corean un bolero. Estos seres que no la sociedad dejó en el borde mismo del borde, y los estigmatizó llevándolos a abrirse el pezón con una gillette, borrachos de ginebra para meterse un silicona y zurcirse la teta como zurcía las medias la abuela. Estos seres que ofrendan su cuerpo a la desgracia para poder soñar una noche mas con ser bonitas, felices y sobretodo tan iguales como cualquiera, tan distintos como cualquiera.

    PUTO es finalmente, todo detalle. No hay nada que escape. En PUTO hay un imaginario complejo puesto al servicio del espectáculo.

    Pietro Salemme
    http://pietrosalemme.blogspot.com/
    http://bibliotecalgttb.blogspot.com
  • 17/04/2011 10:58
    LUCIANA 2
    Hola, me encanó la obra.Yo spoy actriz, estudio teatro hace muchos añosy tb me estoypor recibir de abogada. Fui a ver la obra por indicacion de la cátedra de derecho y me parecio muy interesante. Los felicito por las actuaciones y felicitaciones dobles al chico que coment{o q habia fallecido el ´padre, a veces me doy cuenta que el escenario es la mejor herramienta para procesar heridas tan grandes. Muchas gracias-.-
  • 21/09/2010 09:24
    Mariela
    Realmente, y como es generalmente en las obras de Alejandro Mateo, no dejo de sorprenderme. Una tematica tan manoseada, como ha pasado en este ultimo tiempo, fue tomada y desarrollada bajo un concepto distinto y siempre manteniendo el respeto. Me gusto mucho los cambios de roles, la realacion hijo/madre, y como se hacen las locas puerta adentro...todo lo que tuvieron que pasar por ser quienes eran, y aun, en nuestro tiempo tan moderno, lo que tienen que seguir luchando...excelente!!! y la verdad que las actuaciones son muy parejas....todas!!!! y eso, no siempre se encuentra...
  • 19/09/2010 10:16
    Pilli 4
    No iba con muchas expectativas, pero realmente me sorprendio, muy buenas actuaciones. La recomiendo.
  • 23/08/2010 20:28
    Claudia J
    Quisiera compartir con ustedes un fragmento de un intercambio de opiniones que se generó en el taller de teatro de Walter Rosenzwit a propósito de la obra:

    En primer lugar vos decís que la sociedad inevitablemente discrimina y después ponés como ejemplo de discriminación el nombre de la obra “puto”, me parece que tendríamos que separar ahí, porque la obra pertenece a la esfera del arte y en ese punto está separada de la sociedad , sus leyes son otras.
    Precisamente la elección del título tiene que ver con un tono de provocación, se quiere generar un efecto en el espectador, a mí particularmente me interesa más que se llame “puto” a que se llame “seis personas que aunque son homosexuales tenemos que considerarlas personas” Cuac. El título nos moviliza, nos molesta, nos provoca porque al despojarse de eufemismos para tratar el tema de la homosexualidad (sobre todo en una sociedad tan machista como la nuestra) también nos desnuda a nosotros, los espectadores que en principio no nos consideramos discriminadores Cuac.
    Es muy interesante ver cómo la palabra “puto” cargada de tanta connotación negativa es escrita sobre un fondo color rosa (primera provocación) ya que ese color está vedado culturalmente para los “machos” ,la palabra está adornada con la estética del fileteado algo típicamente porteño, en esa imagen se condensan por un lado lo porteño, la figura del compadrito o del tanguero , y por otro lado, el puto, la otredad que no cuadra, que se sale de los cánones de “la moral y las buenas costumbres”, además si tenemos en cuenta que el fileteado no está pensado sólo con fines estéticos sino que transmite la manifestación de los valores socioculturales del hombre de Buenos Aires percibimos la segunda provocación.
    Este cruce desde lo gráfico me parece que se continúa en toda la obra. Hay una yuxtaposición de distintos discursos sociales que se entrecruzan y la obra no toma partido por ninguno en especial sólo los reúne inteligentemente y queda a criterio del espectador generar una mirada crítica de esa yuxtaposición.
    Creo que la obra sólo nos muestra una realidad posible sin una actitud pedagógica ni moralizante pero tampoco condenatoria, y eso es lo interesante. El discurso de los travestis por momentos es poético, por momentos muy prosaico y también hasta discriminatorio (porque ellos también discriminan a los extranjeros) y esto está bueno porque da cuenta de que la obra no toma partido en un tono elegíaco para defender a los travestis pero tampoco los condena.
    Eso es lo que a mí por lo menos me gusta de una obra de arte, que ponga en escena determinadas cuestiones sin la pretensión de una toma de partido que tenga como fin clausurar el sentido, al contrario, que permita múltiples lecturas y sea tan controversial como ésta.
    En cuanto a que en la obra se representan sólo algunos matices como decís vos, no creo que en ninguna obra se puedan presentar todos los matices de los personajes “aunque no sean putos y sean personas” Cuac, porque lo interesante es hacer una selección de determinados rasgos y empezar a focalizar eso de manera crítica, abarcar la totalidad primero que es imposible y luego poco interesante.
    La frase: “no son putos son personas “es aclarar algo que no es necesario aclarar, porque con ese criterio ningún título sería posible: “los tres mosqueteros” no son mosqueteros, son personas, o “Romeo y Julieta” no son Romeo y Julieta, son personas que se llaman Romeo y Julieta.
    Pero si hablamos de estereotipos me parece que lo impactante de la obra es plantear críticamente que los discursos son una construcción estereotipada que uno repite y repite sin demasiada conciencia, sin demasiada reflexión hasta que se nos hace carne y lo tomamos como algo natural porque no vemos los intereses que hay detrás de los que construyen los discursos.

    De más está decir que mi profe se destaca en la obra por ser un actorazo, me parece un tipo que ama lo que hace , sabe un montón de teatro y lo mejor es que sabe transmitirlo, aprendemos mucho con él y además está siempre abierto al diálogo es difícil encontrar docentes así hoy en día !!! (Aunque parezca de chupamedias lo tenía que decir jaja porque es así).

    Claudia.
  • 05/08/2010 01:31
    Marian P
    Excelente! Se destaca el recurso literario/dramatúrgico que tan brillantemente fluye en las obras de Alejandro Mateo: la ruptura estilística que nos pasea entre Piaf, el cana, Perlongher, la maquinaria jurídica y tantos otros en una discursividad polifónica en la que el autor hace y deshace como un mago. Puig y Arlt, orgullosamente presentes. Foucault y Lacan se prometen desde el programa y cumplen.
    Los actores se lucen por su trabajo delicado y movilizador, construyendo una multiplicidad de personajes sólidos y creíbles.
    Un trabajo sutil de iluminación completa el cuadro, creando espacios íntimos, espacios otros, atemporales y mágicos.
    Se evidencia que desde el director hasta los colaboradores se comparte no sólo un código y una estética, sino también una visión sobre la obra.
    Cuando el equipo completo entiende y sabe lo que quiere contar y cómo lo quiere contar, entonces se halaga al espectador con un espectáculo como este.