Opiniones sobre Afuera

  • 19/11/2004 16:13
    Daniel V 8
    Muy buenas las actuaciones y la música estuvo acorde. Me llamo la atención la manera en que iban apareciendo en escena los actores, muy original. En cuanto al guión esperaba más. Quizás fui con demasiadas expectativas por la buena crítica que tienen. Igualmente creo que valió la pena ir a verlos, pero insisto en que esperaba un poco más.
  • 12/07/2004 09:10
    DELFINA B 2
    FELICITACIONES TARRIO!!
    MUY ACTUAL ORIGINAL Y DIVERTIDA ( CON SUS GOLPES BAJOS BIEN PUESTOS)
    MUY LOS ACTORES ( SOLO UNA DE LAS ACTRICES ( LA MUJER DE EL, MUY BAJA LA VOZ), DINAMICOS BUENAS ACCIONES CORPORALES, BUENAS SELECION DE MUSICA.
    fELICITACIONES POR LA PUESTA . EXCELENTE TRABAJO.
    ALTAMENTE RECOMENDABLE
  • 03/05/2004 17:13
    Carolina 2
    Distintos amigos me habian recomendado esta obra. Fui sabiendo un poco de que se trataba, pero igualmente me sorprendio todo, la puesta, las actuaciones, la escenografia. EX CE LEN TE. La composicion de los personajes es sublime, en particular las de Julio y Lola, una pareja en patetica decadencia. Es una obra imperdible, una verdadera joya del Off.
  • 03/05/2004 11:42
    Escoba D 24
    Este comentario es larguísimo, pero traté de explorar muchas de las cosas que encontré en "Afuera", una obra que me pareció muy recomendable y bien hecha. Aqui va.

    Comentario sobre “Afuera” (en realidad, un intento de analizar algunas claves que encontré en la misma)

    El programa de mano indica “afuera están las cabezas y abajo todo se mueve” y las críticas pegadas en la cartelera anuncian un melodrama, buenas actuaciones, un final sin esperanza y algunas otras cosas. El diccionario indica para melodrama “obra teatral en que se exageran los trozos sentimentales y patéticos con menoscabo del buen gusto”. “Afuera” ajusta a esta definición siempre que se aclare la cuestión del “buen gusto”. En efecto, se exageran situaciones, tanto las actuaciones como los parlamentos, pero no gratuitamente, porque “Afuera” habla de algo que es más doloroso de lo que parece a primera vista y en ese sentido, la exageración es una primera pista para comenzar a buscarlo. El menoscabo del buen gusto se materializa en detrimento de la elegancia de los personajes, no de la actuación. Los personajes adultos no guardan ningún decoro, gritan, se ponen en ridículo y maltratan sin disculparse ni intentar disimularlo. Pero no hay mal gusto en el mensaje que llega a la platea; yo no me sentí agredida de ninguna manera ni que se vulnerase mi pudor social como a veces ocurre en obras de teatro cuya estética se sustenta en la provocación al espectador.

    Esta obra trata de algunas historias que ocurren entre Julio, Lola, Maru y Adrián, anfitriones e invitados a una fiesta de la que solo nos llega la música y las luces. En la terraza se hacen explícitos los conflictos que atraviesan a cada uno de ellos y que los anudan en una dolorosa red de relaciones personales deterioradas.

    “Abajo” es adentro, y “afuera” es arriba, es la terraza del amplio departamento de Julio y Lola, un matrimonio joven, pero liquidado. Si es por pensar lo que cada palabra significa, una pregunta posible es por qué, ya desde el programa, se oponen “abajo” y “afuera” y no los antónimos convencionales. “Abajo todo se mueve, abajo hay fiesta”, dice el programa. Y arriba también todo se mueve, pero de otra manera, como en un maremoto (y no un terremoto porque al finalizar el mismo, la destrucción se vuelve invisible, tapada por el silencio, o por el agua).

    Casi siempre, la música y las luces que emergen desde las ventanas desaparecen cuando los personajes hablan; en efecto, la fiesta se desvanece para ellos en más de un sentido. Pero también hay momentos, especialmente en los monólogos de Maru, en los que la música no se silencia... ella es la única que, cada tanto, parece estar “adentro” con más signinifado que el “fuera de escena” de los otros personajes que entran y salen de la sala hacia la terraza pero parecen impermeables a todo lo glamoroso que acontece en esa fiesta de la que no sabemos el motivo, pero que parece ser magnífica.

    La terraza en que se desarrolla “Afuera” está protegida por una aparentemente gruesa baranda. En varias ocasiones Maru prefiere subir para relatar desde allí –una baranda siempre es un borde, un límite, un peligro- lo que le ocurre cuando baja a la fiesta. ¿Por qué elige ese lugar inestable para representarse? Tal vez para enfatizar el histrionismo totalmente desafortunado con que intenta, en el salón, seducir a otro invitado. O tal vez porque la terraza es un afuera compartido, un campo de batalla donde los cuatro personajes interactúan, y ella necesita aislarse todavía más... no le alcanza estar afuera de la fiesta para ubicarse íntegramente en su propio aislamiento, en lo infructuoso de su búsqueda. No es Maru la única que elegirá estar peligrosamente de pie en esa baranda, y creo que esa reiteración sirve para enfatizar ese aspecto, ya que esta obra refleja constantemente la soledadn y el aislamiento de los personajes, que es el aislamiento en que vivimos muchas y muchos, interconectados con cierta gracia por la palabra pero a menudo desconectados íntimamente de quienes nos rodean o acompañan.

    Volviendo a Maru (y los demás) sobre la baranda. No oscila, no siente vértigo, no teme. Es posible que la baranda sea bastante ancha, lo suficiente para subir a la misma sin inquietarse.... pero ¿se puede estar de pie al borde del vacío sin inquietarse? Se trata de otra exageración, otro recurso del director para hacer de la historia que cuenta un melodrama y así hablar de las rupturas irresolubles de cada vida sin ser explícito o morboso; es decir haciéndolo elegantemente.

    Otro aspecto que me pareció interesante es la enervante y contagiosa violencia de Julio. Él no deja de ser arrogante en ningún momento, salvo cuando salta la baranda -¡otra vez la baranda!- para salir de escena con estudiada y atlética prestancia. Ni él ni los demás (que también saltarán más de una vez) se ocasionan el menor daño en la caída, acentuando una vez más lo absurdo de los acontecimientos. Julio grita casi siempre y se dirige a los demás como si fueran perros molestos y testarudos, y esta violencia física, y también simbólica, se contagia a los demás, que se deslizan desde sus personales maneras de expresarse, también crispadas, a otra, uniformizada, que es la de Julio.

    “Afuera” no es sólo la historia de “dos parejas”, como anticipa algún resumen de la obra. Hay cruces, circulación de deseo, intercambio. Creo que el vociferante Julio, con su ingenua e inquebrantable pretensión de controlarlo todo (incluidas las vidas de Lola, Adrián y Maru) sin lograrlo en lo más mínimo, es por eso mismo un personaje aglutinador o catalizador de esos entrecruzamientos, aunque también hay algunas situaciones en que no está involucrado en absoluto.

    En cuanto a los demás personajes, Adrián vive en la obra una pubertad acelerada, termina liberándose del apego a su madre y de su aspecto de “nerd” repetidor de enciclopedia de curiosidades, pero la salida que encuentra no es hacia delante sino, significativamente, en círculo.

    Maru aborrece a su hijo, demasiado presente y demandante, pero es ella quien lo pueriliza en exceso. Sin embargo no puede dejar de presentarse como “mamá”, igual que como “viuda”…. El relato de la muerte del marido es delicioso.

    Lola es la más lúcida, pero no escapa a la sinrazón general. Hay una fiesta en su propia casa, pero ella está en un funeral, con el dolor adicional de las muertes en que el difunto aún sigue hablando.

    Uno de los momentos más festejados por el público es cuando Adrián cita unos conocidos versos de Neruda y los reformula cínicamente. No se equivoca, pero transforma el lenguaje poético en otro brutal. Esto puede atribuirse a la impulsividad de su edad. Pero también los adultos ostentan la misma falta de delicadeza, la ostensible crueldad. En este sentido me pareció mucho más lograda y contundente que la cita a Neruda, la historia que cuenta Julio sobre sus ojos y su incapacidad de verter lágrimas, que condensa un relato sobre los crudos quiebres personales, la incomunicación y la agresividad.

    Hay muchas cosas más para encontrar en esta obra llena de mensajes.

    En cuanto a los aspectos técnicos, la escenografía, las luces y la musicalización se complementan maravillosamente y generan en el público la sensación de ser el “vecino del frente” al que le llegan indicios de una fiesta que tiene lugar en otra parte, testigo mudo de un festejo y varios dramas que ocurren simultáneamente y casi en el mismo lugar, sólo que en niveles distintos.
  • 18/04/2004 16:47
    Escoba D 24
    Me pareció una obra muy interesante, con muchos elementos para analizar, acerca de las rupturas y otras fatalidades.Creo que en un par de días agregaré un extenso comentario que todavía no terminé de escribir, señalando las cosas que más me gustaron y la forma en que yo las interpreté.

    Para quienes vayan a verla, tiro una pista..... en un comentario sobre la obra, pegado en la cartelera del teatro, se marcaba como un elemento decisivo de tensión una escena donde se cita y se reinterpreta un verso de neruda... Yo creo que hay muchos otros momentos en que aparecen mensajes que entremezclan la tensión y lo poético. En particular, creo que es sumamente bello el discurso sobre la imposibilidad de llorar, y todo lo que encierra.

    Creo que el autor también participó en "Los Ríos" y en ese sentido es interesante trazar los paralelos y las divergencias entre ambas obras.