Opiniones sobre Jugar con Fuego

  • 02/05/2010 18:32
    Laura
    Fuimos a ver “Jugar con Fuego”, una obra donde el tema principal, el amor, se desarrolla en un ambiente pantanoso donde el hastío y el calor atraviesan implacablemente a los espectadores que no pueden dejar de sentirse pegajosos, somnolientos. Todo ocurre en el límite entre el sueño y la vigilia, entre la locura y la cordura; en ese lugar donde todo se confunde, promiscuo, sentimientos nobles se corrompen. Un peligroso juego puede hacer conmover el espíritu anestesiado de sus participantes.
    Es gracias a la admirable capacidad de transferencia de los actores la que nos permite ser algo más que espectadores. A los actores les pasan cosas y a nosotros también.
    Los jardines de Querida Elena sencillas artes, no sólo propician el transcurrir de la historia, sino que parecen haber estado allí siempre, esperando que ésta ocurra.
  • 30/03/2010 13:33
    María 3
    Los límites están agujereados. La inercia no hace al deseo, la corriente gozosa necesita de una compuerta que resignifique como una suerte de alquimia.
    Strindberg incomoda, nos convoca, apela agresivamente a nuestros sentidos, resulta imposible no tensionarse. Esta vez los sujetos de su dramaturgia pecan por exceso – ausencia de necesidades/límites; agujeros taponados-. Excesos que vacían.
    La puesta en escena nos ubica en un espacio sin tiempo, circular, donde el juego es la única dinámica que inscribe marcas virtuales. Es así como la obra nos introduce en la oligarquía emocional mediante un registro logradísimo por parte de la Directora y actrices/actores. La belleza física de los protagonistas funciona a la perfección como cartas de presentación que enmascaran angustias y abulia. Sus rostros perfectos son las fichas del juego, las monedas de cambio.

    El nudo de la cuestión no viene al caso; poder sentirse atrapada en la escenografía – del cual todos somos parte-, y vibrar la energía circular y totalizante de la escena ya se convierte en mérito que resulta mas que convocante.

    Duele presenciar tanta vigencia en el drama.

    Vale la pena asistir a la fogata.