Opiniones sobre Porque las casas se enfrian

  • 22/11/2009 21:57
    Pablo G
    Estuve en la función y desde el sector del público, puedo dar fe que la casa no se enfrió para nada; llegaba a manos llenas una energía con climas expectantes, que emocionaba, divertía por momentos y nos devolvía como un espejo imágenes de vivencias propias; quién no tuvo ese refugio de pretendida neutralidad, esa casa de ilusiones enfriadas, aquella abuela, aquél padre, ese juguete de puro amor-odio que se negaba a abandonarnos. Todos estábamos y estuvimos en nuestras infancias y adolescencias un poco locos o nos hacíamos los locos, como estrategia para obtener alguna victoria, como Hamlet. Todos estuvimos o estamos o lo estaremos, entrampados en la marañosa red de herencias materiales o genéticas y luchamos contra ellas, y a la vez las honramos. Son los sellos de la descendencia, donde el amor, la ternura, la densidad de la sangre patrilineal, la envidia, la misericordia, las fantasías y las frustraciones se posicionan entre las cuatro paredes y el techo de la casa, que a pesar de todo se resiste a enfriarse.
    Muy prolija y eficaz la dramaturgia, con textos surgidos al calor de juegos dramáticos e improvisaciones. Excelentes actuaciones, Claudia Mosso y Rosi Alvarez están en la primera línea de actrices de teatro, aquí le ponen el cuerpo al alma de estos dos personajes entrañables y logran con profunda belleza y desparpajo brindarnos una intimidad antigua, que se hace presente porque no puede dejar de retornar, como el deseo.
    La ambientación es apropiada porque no pretende ser más de lo que es: una casa.
    Impecable la dirección y puesta de Guillermo Yanícola.
    PABLO GIL VILLAFAÑE