Opiniones sobre Bajo el agua; Llama; Anzuelo; A ella le gustaba el celeste

  • 04/04/2009 11:35
    Maria J 4
    Tuve la suerte de ver estas obras un viernes del año pasado, y tenia entendido que seguian en este, una lastima no encontrarlos en cartelera en el 2009 porque me quedo pendiente ver las que anunciaban los sabados.
    Es triste ver la falta de posibilidades de continuidad que tienen algunos buenos espectaculos.
  • 25/11/2008 21:19
    Esteban B 8
    Tuve oportunidad de ver el viernes Proyecto 3 que, tanto en ese día como el sábado, se pueden observar a los muy buenos trabajos autorales y de dirección teatral. Así, se descubren muy buenos valores autorales que, a través de su pluma, nos hacen ver un Teatro para seguir confiando. Elina Leva, Catalina Larralde, Sebastián Ricci y María Vázquez Miró son nombres que, no cabe duda, salieron de una exigente selección. Saben lo que escriben y saben de qué se trata. Lo mismo para la dirección de Chantal Pirra, Gustavo Urrutia, Darío Restuccio y Mercedes Fraile. Impecables puestas que demuestras que estos directores conocen bien su labor. Pero nada es casual. Ariel Barchilón no sólo es un maestro, es un apasionado de lo que hace: Lo demuestra a cada instante en la exigencia de “acción, acción” a sus alumnos, un hombre claro que saca lo mejor de sus seguidores y atentos observadores de su camino. Marcelo Mangone no es un improvisado, conoce hace años de cómo se hacen bien las cosas. Ambos, son respetados laburantes dentro del medio teatral. Una frase de la enorme cantante Lhasa de Sela (sus canciones acompañan el espectáculo), “…mirada de ciego…”. me llevan a reflexionar: Tal vez suene a la nada y sin embargo, la mirada de ciego implica una gran observación, un “gran tacto”, un buen olfato para hacer las cosas bien. Tanto Barchilón, como Mangone tienen esa mirada. Trabajos muy cuidados, muy prolijos, mérito de los supervisores, autores y directores pero que están bien sustentados desde lo actoral. Y todos salen bien parados. “Bajo el agua” inicia esta serie de cuatro obras cortas con una excelente puesta e iluminación que proyecta ahogos, locuras, el amor y odio que van de la mano cuando los seres parecen distintos pero son iguales y cuando se sitúan en lugares trágicos de donde no pueden salir. Sale a flote desde su simbología, desde su cuidada puesta y un excelente texto. Si bien hablaré luego de lo actoral, no puedo dejar de mencionar la satisfacción de ver a Marcela Gutiérrez en uno de sus mejores trabajos. Por supuesto que conozco su trayectoria y me permito esta licencia para aplaudirla porque sé de su esfuerzo diario por seguir creciendo.
    El segundo cuadro, “Llama”, impacta. Pues desde su sencillez, proyecta las penurias de dos niñas abandonas, usadas y con lágrimas y penas al costado y al frente de su camino. Da la sensación de estar uno encerrado en el ropero (algo usual en los años 60, por ejemplo). Dos actrices que ponen todo en sus criaturas para que se vean propios sus sueños caídos y derrumbados. Ellas ponen sus esperanzas y sangre en el “monito” (elemento anudado que usan los portuarios) pero es tarde para todo: Siempre habrá una mano que entre a nuestra vida para frenarnos y castigarnos más.
    “Anzuelo” muestra a la soledad a la esperanza del reencuentro a través de la imaginación, de la asociación, de la similitud. De algo hay que agarrarse para no ver la realidad. Y así deambulan los personajes tratando de querer convencerse de algo que no existe. En búsqueda del ser que las una en la dedicación, en el compartir la cotidianeidad.
    “A ella le gustaba el celeste” compone la última obra que define a través de sus seres (en este caso, hermanas) cómo se puede compartir la muerte sin que cambie nada, queda en segundo plano el sentimiento, desbordado por los malos recuerdos y otros males que no son sólo del pasado. Una llave a enfrentarse al castigo de que pasan los años, nos morimos y sólo descubrimos cuánto mal nos estamos haciendo. Todo contado desde el humor emparentado más en lo oscuro que en lo brillante pero con un resultado muy acertado.
    Si bien el sustento de los actores es para destacar, por una cuestión sólo personal y de gusto que no saca del camino al resto, destaco a la mencionada y concreta Marcela Gutiérrez, a Gimena Vitali, quien se ve como una experimentada caminante del Teatro, a Mariela Iuliano que, a no dudarlo, tiene luz propia y será en el futuro una actriz destacada. Victoria Giordano es de esas actrices que se ve a las claras que goza de lo que hace, cuidadoso trabajo para una actriz con buen porvenir. Buen manejo del humor en Laura Névole y, finalmente, con potencia y personalidad se sube también al podio, Laura Guzmán en una impecable Martina. Los viernes, 23 hs, en Teatro del Artefacto.