Opiniones sobre Baby

  • 23/05/2010 01:37
    Natalia F 56
    "Ese proyecto es loco, puesto que lo imaginario es precisamente definido por su coalescencia (su engrudo), o todavía más: su poder de impregnación: nada, de la imagen, puede ser olvidado; una memoria extenuante impide abandonar a voluntad el amor, en suma, habitarlo sabiamente, razonablemente. Puedo muy bien imaginar procedimientos para obtener la circunscripción de mis placeres (convertir la escasez de frecuentación en lujo de la relación, a la manera epicúrea; o, más aún, considerar al otro como perdido, y por lo tanto experimentar, cada vez que el vuelve, el alivio de una resurrección), pero es un vano trabajo: la miseria amorosa es indisoluble; se debe sufrir o salirse: arreglar es imposible (el amor no es didáctico ni reformista)”. Roland Barthes

    Me cautiva la palabra; el lenguaje puesto al servicio de una estética. El arte de contar, contarse, contarnos. Nada más inteligente que despojarse de todo, salvo de ella. Los síntomas hablan en palabras; con ella se cura. Esta obra se constituye en un escenario lleno de signos (palabras), esto la define original y valiente. Baby, o Susan Sontag a través de la Directora de esta pieza, cuenta un universo que honra la inmensidad de tamaña autora y que abarca desde una profunda critica a la sociedad que la vió nacer hasta la urgencia, intima e individual, de comprender lo complejo-bello y atroz- del ser humano en el marco de las instituciones que la cultura y la ley pretenden naturalizar. Un tramo de este universo transita el mundo, siempre tensionado e irresuelto, de los valores y los sentimientos (que bien, que mal, que amor, que odio) como si fuera posible definirse o definir al otro respecto de ellos y a la inversa. La incomunicación, la inseguridad y la obsesión desplegadas desde sus opuestos. El peso de la responsabilidad de ser padres (o el ocaso de los superhéroes); satisfacción y aversión; expectativa y desasosiego,; objeto temido y objeto deseado; instinto y construcción; verdad y mentira. La referencia al tiempo –en tanto decisión de puesta- es muy atractiva, sugestiva; transcurre a través de los movimientos y se divide en coreografías de género. Cada personaje es sujeto de su discurso, otra elección inteligente, implementada -y muy bien lograda- a través de la multiplicidad de voces. El espectador analizará, sobre el final, quién es quién, cuándo y qué fue lo que pasó. De elogiables trabajos actorales, Baby nos atraviesa -nos moviliza también- en el orden de la reflexión, la emoción, la empatía y la opinión; con el goce que acarrean estas tareas cuando se realizan sobre la vida de otros. El Teatro como el conjuro de la palabra, un espacio de catarsis (compasión y miedo). Una obra sensible e intuitiva; con todo lo maravilloso que estos dos términos importan. Suena, además, una hermosa música.