20/11/2004 10:24por Ruben Es un espectáculo maravilloso, generalmente se cree que este tipo de espectáculos sólo están en las grandes salas de la calle Corrientes de la mano de algún coreógrafo de Broadway, por lo que realmente quedé más que sorprendido con la puesta.
Es la primera vez que veo algo de este director y me pareció de un nivel estético, de profesionalismo y de rigor que alcanza por momentos la perfección. Desde las luces, la escenografía, la música, los efectos visuales, la inmensa cantidad de entradas y salidas de escena en una coordinación magnífica, el cuidado y variado vestuario que acompaña todas las situaciones, y cosas de tanto vuelo lírico como el barco, me animan a esperar nuevas puestas de este director.
Las actuaciones son magníficas, la estética de los cuerpos desnudos ligados a la forma corporal cotidiana más que a los estereotipos de gimnasio, le dan a la obra una carga perturbadora y pictórica a la manera Greenaway. La referencia a Fellini, al Hollywood de oro, a la Francia de fines de los 60, a Buñuel por la antinomia clero - deseo, hacen de esta puesta una demostración que desde la acción prevalentemente, a pesar de lo cuidado de los diálogos, y del uso del humor no chabacano se puede generar un espectáculo de primerísimo nivel.
Además hay que destacar a todos los actores y actrices, pero las cuatro mujeres tienen un nivel de sensualidad y seducción arriba del escenario que durante el transcurso de la obra son cuatro divas. La coreografía que llevan adelante es magnífica visualmente, pero además demuestra el grado de entrenamiento actoral y la mano severa de la dirección. La labor de Laura Cuffini es espléndida, pasa de ser una femme fatale, una prostituta aburrida de aeropuerto, una asesina confesa, una nena que juega a descubrir su sexualidad, y el manejo de los tiempos, el lenguaje y el humor con que confiesa haber asesinado a su marido demuestran un bagaje actoral con mayúsculas.
Cuando uno sale de ver esta obra, se da cuenta al rato que estuvo frente a un interpelante canto a la libertad, que está hecho desde la música, el baile, el humor y el movimiento, y por eso no tiene nada de panfletario a pesar de lo cuestionador del trasfondo.
Felicitaciones. no entiendo como esta obra y sus actores no tuvieron ni una mención en los ACE, será que los cronistas de espectáculo creen que el mundo teatral termina al cruzar Rivadavia para el sur.
Rubén
