Opiniones de Martín M

  • Loteria 4

    23/08/2015 23:14 por Walter 3
    MUY RECOMENDABLE!!!! EXCELENTE! PARA DIVERTIRSE A MAS NO PODER
  • Loteria 4

    19/08/2015 22:06 por Walter 3
    EXCELENTE!!!
  • Camila (el musical de un amor prohibido) 7

    27/07/2004 12:53 por Martín M 3
    CRITICA PUBLICADA POR EL DIARIO LA NACION:

    VIERNES 16 de julio de 2004

    Puesta muy floja de la historia de Camila  

    "Camila, el musical de un amor prohibido." Libro y letras: Hernán Gonzalo Torres. Música: René Jacobson. Dirección general y coreografía: Gustavo Bertuol. Dirección actoral: Gustavo Lioy. Elenco: Millie Almeida, Gustavo Guzmán, Martín Repetto, Camila Zopatti, Natalia Mañá, Ezequiel Martínez, Martín Andrada, Christian Smith, Rodrigo Cecere, Magalí Brey, Facundo Regina, Sebastián Josid y otros. En el Auditorio Astor Piazzolla, del Centro Cultural Borges. Duración: 100 minutos.
    Nuestra opinión: regular

    En 1989 se estrenó en el Premier una versión musical de "Camila", protagonizada por Mónica Núñez Cortez y Osvaldo Laport, que duró un suspiro: menos de dos meses. Pero la historia de amor entre Camila O´Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez es muy atractiva para el género. Hay varias versiones en danza y se acaba de estrenar una de ellas.

    Hernán Gonzalo Torres tomó la anécdota para adaptarla a una actualidad ficticia. Aquí Camila es la hija de Adolfo, un candidato a presidente de la Nación. En tanto, Ladislao llega trasladado de Tucumán y, al toparse con la miseria, las manifestaciones y la represión, abraza la causa de los pobres y se convierte en sacerdote tercermundista. La idea no es mala y el texto de Torres tiene momentos muy interesantes. Sobre todo, en lo que concierne a la figura de Adolfo, el candidato presidencial, un ser corrupto, sin escrúpulos y capaz de perpetuar los actos más viles. Se hace referencia a muchas situaciones políticas actuales y sospechas públicas, como activistas comprados, intercambios de favores y los aspectos más negros de ese ámbito. Pero también peca de ingenua en algunos momentos. Por ejemplo, el cura se sorprende de la pobreza porteña como si en el interior todo fuera esplendor.

    A su vez, el paso de la prosa a la canción no es naturalmente musical, parece impuesto, mientras que las letras, en algunos casos no hacen más que reiterar, trazar una pintura fatua o decir un concepto. En este aspecto, la partitura ofrece una música que parece incidental. Sus melodías no presentan matices y, en casi todas las canciones, es demasiado exigida para estos intérpretes de voces débiles. Hay una recurrencia a conducirlos de una octava a la otra impiadosamente. La música sólo gana en los coros (como la canción "La voz de tu corazón").

    Sin actores

    Gustavo Bertuol tiene una reconocida e impecable labor como coreógrafo, pero en este proyecto debió hacerse cargo de mucho amateurismo. La puesta no es inspirada, del mismo modo que los movimientos escénicos y coreografías. Hay situaciones que no son teatrales, como la escena de amor entre Camila y Ladislao, en la que se transmite sólo frialdad.

    Pero no se puede hacer una obra de teatro sin actores. La mayor parte del elenco de "Camila" no lo son. De todas formas, la labor del director actoral Gustavo Lioy es deficiente porque no se ven en el elenco siquiera las técnicas básicas de actuación.
    Millie Almeida no tiene ni el porte, ni el oficio, ni la voz que requiere un personaje como Camila. Le falta mucho camino por recorrer. En tanto, Gustavo Guzmán tiene buenos momentos, pero no entiende bien a Ladislao y no consigue transmitir el tránsito lógico de sus sentimientos. Durante la mitad de la obra parece no demostrar el mínimo interés en Camila, hasta que, de repente, se enamora. Camila Zopatti, como la madre de Camila, gana a la hora de cantar, pero pierde en la actuación. Entretanto, a Martín Repetto le tocó en suerte el pesonaje más atractivo: el de Adolfo. Pero tiene una marcada tendencia a la sobreactuación, con graves defectos de comunicación con sus compañeros. En el elenco hay una tendencia generalizada de avanzar hacia el proscenio para hablar con la mirada dirigida adelante y no hacia el interlocutor. Casi sin excepción, estos intérpretes tienden a "hacer que" en lugar de vivir, sentir o, simplemente, actuar. La mejor es la niña Magalí Brey, la única que conmueve y expresa sus sentimientos.

    El vestuario de Romina Esquivel es uno de los puntos más flojos de la pieza. El grupo de ángeles que rodean a la abuela de Camila parece más bien una bandada de pájaros exóticos.

    Pablo Gorlero
    http://www.lanacion.com.ar/04/07/16/ds_618817.asp