28/07/2015 23:18por Nata L Eso que vos y yo llamamos plenitud de Mauro Molina nos propone suspendernos durante 60 minutos en un tiempo y espacio atrapante e intenso para el espectador. Vemos transcurrir la acción en una habitación que podría ser de cualquier hospital común pero que cambia radicalmente al ver circular personajes salidos de un universo hospitalario delirante que dialogan entre sí para dar vida a un relato que nos hace cuestionar la importancia de la muerte y el poder sobre la vida.
Entre las relaciones que se construyen para dar vida y voz a la protagonista en coma cabe destacar a su amante, que con su amor estancado la moviliza, la enfermera y el doctor como engranaje de la máquina que la mantiene viva y por sobre todo la importancia en el transcurrir del relato que propone el autor al poner en escena a una mujer inerte y vegetativa que cobra vida a través de su forma más animalesca, un pequeño animal que no tiene voz pero que irrumpe en el relato para mantener viva a esta mujer durante toda la obra.
Eso que voz y yo llamamos plenitud con una puesta en escena que cumple y destaca en escenografía e iluminación, una dirección y dramaturgia ambiciosa y jugada por tratar una problemática que nos sitúa en el margen de lo político, que nos permite cuestionarnos ese límite que existe entre lo ético y lo correcto de la vida y también de la muerte.
