Opiniones de Pablo A

  • Policia para ratas 28

    29/07/2015 14:41 por Pablo A 5
    Tres polícias bajo un acantarilla. Tres ratis con una misión especial. Ya sos parte del ambiente, y en medio de la basura se teje una historia. Un relato, un hecho puntual que desencadena las voces más profundas en situaciones adversas. Las luces de claroscuros, rojos profundos y solitarios jugando con el escenario, entre temblores y movimientos. Entre las caras de ratas encontrás sin embargo, los rastros de humanidad. ¿Acaso puede morir de hambre un bebe? El movimiento constante, el ojo que “todo no puede captar”, al que nos está acostumbrado el Director pone en tensión nuestro estado de ánimo, nos vuelve atentos, despiertos, dentro de lo imaginable y riéndonos de lo no tan imposible.
    Con una disciplina de ratis, la memoria de los policías se va desplegando y los cuerpos agachados, en posición de guardia, de búsqueda y descanso van estratégicamente buscando pistas por todo el espacio, ¿a dónde te vas a esconder si sentís que la linterna ya te acarició la mejilla desde tu tibia silla?
    En esta gran alcantarilla, que supo construir la escenografía, circulan los restos de un oficio: ser un policía subterráneo en estos “tiempos de ratas”. Las actuaciones no dejan ni un solo gesto al azar, olfatean a sus camaradas, sudan como ratas y como ratis, que están intentando escapar, replanteándose lo que hacen, ¿por qué? ¿será que la salida al fin será convertirnos en aquellos que venimos a perseguir? ¿será que al hacernos cargo, de aquello que la sociedad desprecia, podramos comprender? La dramaturgia nos da pistas, articula los deseos, los miedos y los recuerdos, la posibilidad de contar una historia con interesantes puntos de fuga, los diálogos en medio de la basura invitan a que nadie está ajeno al desconcierto, al goteo permanente que resuena en tu cabeza mientras hay una misión que cumplir.
    No encontrarás una metáfora reconfortante, sino una puesta que te hace masticar lo que que sucede debajo de aquellas calles que caminas diariamente y que nadie se confunda: las ratas tienen mucho para decir sobre nuestra humanidad.
  • El locutorio 18

    01/07/2015 15:16 por Pablo 5
    “El locutorio” nos recuerda a los locutorios. Nos recuerda porque los celulares llegaron con su partida de defunción y los que todavía no cerraron, ya son maxikioskos o pago fácil con una o dos cabinas empolvadas. Sólo los recordamos cuando el celular se quedó sin batería o sin crédito…y allí comienza la obra. Si bien se para desde esta premisa, este planteo sobre cómo nos comunicamos, va un poco más allá y nos introduce a un escenario donde la memoria, la fantasía y la conspiración habitan sin pedir permiso.
    La tarea conjunta de la iluminación y una escenografía móvil nos invita a ser parte de este dispositivo que logra conjugar vida cotidiana y ciencia ficción.
    Con un trabajo actoral que vale la pena destacar, no se deja lugar libre a confusiones de por qué están allí, que piensan y hacen en ese Locutorio. Este hilo atrapante, este juego de diferentes tiempos y espacios, lo sostiene cada voz de los personajes, cada uno de sus movimientos y cómo se apropian de la escenografía: desde el mecánico paso de un simil Terminator, el deslizamiento glamoroso de una francesa fetichista hasta algún rasgo de desdén de una recepcionista. Todos personajes entrañables que nos dejan un espacio para ser cómplices de esta puesta.
    La música no se queda afuera de este ritmo vertiginoso y el trabajo de la danza logra poner nuestros sentimientos en juego, tanto esos roces que nos llegan como dolor como los que nos hacen reír.
    Los climas de humor, desolación, alegría y desconcierto que se generan no son articulados artificialmente, sino más bien son las reacciones espontanéas que como espectador nos podemos encontrar en este paisaje teatral. Son posibilidades que no nos permiten ser indiferente desde la comodidad de nuestro asiento.
    A los que ya fueron a ver otras obras mosconianas, reconocerán el sello de la dinámica constante, los ojos del espectador que no alcanza a ver todo, un texto jugoso para interpretaciones y la memoria como espacio vital.
    A los que leen esto y se acercan por primera vez, verán una historia de amor, de un desencuentro que desencadenará situaciones extrañas pero posibles, imaginarias pero pensables. No necesitará querido espectador de paciencia, guardeselá, ¡porque no hay tiempo!, logrará identificarse con cada personaje, reírse con ellos, entristecerse, esta obra le permitirá a cada uno jugar con la imaginación, desde un espacio que no nos es ajeno: ¿recordás cuando llamabamos desde un locutorio?
    Una vez que saliste de este Locutorio, que aplaudiste y ya estás fuera de la sala, ya no podrás pedir nuevamente una cabina para hablar, sin que aquel que te la dé, note esa mueca en tu cara, recordando lo que viviste acá.
  • El Escape 39

    20/10/2014 11:57 por Pablo 5
    Una fuga de gas. Una pareja que se queda dormida allí. La obra empieza a tomar ritmo a medida que una vecina, un portero, policías y medios de comunicación empiezan a encontrarse con esa situación. Cada uno de los personajes va a aportar a narrar una historia, a crear desde cada lugar una hipótesis, se va enredando la verdad con los intereses de cada uno, en un juego de luces y un ambiente ganado por la escenografía. Los actores se apropian de cada elemento y un vestuario que permite ver cada detalle que va tejiendo la historia, no hay tiempo estático posible.
    Este grotesco criollo contemporáneo va ganando fuerza con diálogos ricos, un humor ácido sobre la realidad y un sentido común que te deja ver la autenticidad de cada mirada, la credibilidad de sus posiciones, de sus gestos y su voz. Una vez más, el director no permite que veamos un solo movimiento, hay movimientos y diálogos en todas partes del escenario. Eso complejiza el ojo para ver cómo los políticos, la periodista, los policías y demás personajes construyen y deconstruyen lo sucedido con aquella pareja, un juego de poder para redactar una versión de los hechos, en un tiempo que se acelera. La juventud, las relaciones de amor, de amistad y familiares, los estilos de vida, la información, la actualidad: un escenario de elecciones próximas, una institución “al servicio de la comunidad”, nuestras relaciones sociales de hoy, nuestro estado de ánimo colectivo. La obra logra el clima para poder ir un poco más lejos que un simple escape de gas, nos permite pensar un escape colectivo, tejer nuestra propia vida cotidiana allí.
  • Barriletes en tempestad 26

    08/04/2014 18:42 por Pablo A 5
    Una cama que puede ser una cama de una pareja como cualquiera, pero a la vez no es cualquier cama, ni es cualquier noche. Una relación que se teje entre la rutina, el deseo y el juego. Una historia que se va deconstruyendo con diálogos ricos y a veces ácidos, el humor y la ternura siempre en tensión, recuerdos de amores entre los silencios que permite ese 'ahora' de la pareja. Pero a la vez no es sólo una pareja, a la vez es un departamento y hay otros vecinos, y también hay una familia la que está latiendo en el corazón de esta pareja. Más que encerrarse en una historia, la pareja se abre a su realidad cotidiana. Los barriletes se van desenredando con un ritmo acelerado pero a la vez intenso hasta en cada pausa. Ese viento que es diseñado por el propio dramaturgo y director no permite sentidos indiferentes ni comodidades por parte del espectador. -ya eso es gracias al estilo que lo caracteriza a Moscona-. La gran entrega corporal y psíquica de los actores, sus destrezas permiten lograr el clima, deslizarse en él sin caer en vacíos vulgares, y eso permite meterse uno en la obra: no hay tiempo para descansar en ella. La rutina es invadida por el juego, y en ese juego se juega también el amor. Si hay lugar en esta obra para la fantasía también lo hay para la tristeza, para lo que preferimos no decir y también para resignificar lo que ya hemos escuchado. Te invita a pensarte a vos también sosteniendo esos barriletes en tempestad.
  • Supongamos que tuvimos Sida 12

    08/12/2013 23:01 por Pablo A 5
    'Supongamos que tuvimos SIDA', que les puedo decir, ya el nombre me provocaba una sonrisa irónica y a la vez olía a riesgo, a provocación, a un título 'bastante jugado'. Aunque disfrutaba mucho ver las caras extrañas, cómplices o de hasta rechazo entre amigos y familiares cuando avisaba que ese día tenía planes y con ese nombre, eso ya era un hecho en sí mismo y aumentaba la intriga. Entré a la sala y los matices del rojo 'bicho' ya formaban parte de lo que se dice el 'ambiente', si bien la expectativas iban en aumento, la disposición de la escenografía y los actores mismos generaban una densidad especial en el aire. Los diálogos, los cuerpos, ricos en expresiones, empezaban a tejer historias, recuerdos. La cita no era sólo con el SIDA, no la encerraría en eso que llaman 'arte conceptual', es también un diálogo generacional, desde el doble filo del sentido común, de la ironía, hasta del propio dolor, es cómo la memoria es capaz de volver a masticar viejas experiencias, de repensarlas, de sentirlas nuevamente sobre la piel, y por qué ese vacío que puede llegar a dejar la 'memoria del bicho' no es una lágrima constante?. Porque el movimiento de la obra te invade, los ojos eligen donde posarse, la simultaneidad- marca registrada en las obras de Moscona- es la propia cotidianeidad de los personajes. Porque hablar del bicho también lo exige, no por mandato sino para abrirse paso entre todo el cemento construido de tabúes y mitos, para decir, 'hay aquí un recuerdo, por qué no escucharlo?', y más si hay alguien dispuesto a pagar en dólares por él. Creo que el que va a haber la obra, va a ver una apuesta contra el olvido de tantos que pasaron por allí en los ´80 -y todavía hay algunos que hoy también- y tuvieron que apelar a eufemismos, tuvieron que resistir al rechazo público, creo que me tropecé con una obra arriesgada, que surfea sobre los límites del sentido común y una imaginación activa, de lo que resta por decir y también por callar, donde ya no sos un simple espectador atornillado a una butaca, no hay lugar para indiferencias. El 'bicho' esta ahí, dejarás escapar sus recuerdos?.