Opiniones de Marcelo M

  • Mundus market, Las marcas de tu hogar 15

    01/09/2014 11:25 por Marcelo M 4
    El mundo edulcorado y ficticio de un supermercado es escenario de una tragedia anunciada en la que la violencia de género alcanza su desenlace más extremo y terrible: la muerte.
    Con una excelente actuación, asistimos a la opresión del personaje femenino por una sociedad cuyos valores la asfixian, la despersonalizan hasta convertirla en alguien que demanda ser mirada, ser subjetivizada ante la mirada negadora del otro.
    Sencilla pero eficaz. En el medio se pierde un poco la tensión dramática pero la obra es llevada hasta un punto de máxima tensión sobre el final que logra conmover y deja pensando sobre la violencia, la (des) igualdad, y las burbujas publicitarias que nada tienen de inocente ni de neutrales. La actriz logra una composición óptima de su personaje, en un trabajo exigente y esforzado que se lleva merecidos aplausos.
  • El viento en un violín 804

    23/07/2012 11:39 por Marcelo M 4
    Dos familias muy distantes en la 'escala social' entrelazadas aún contra su voluntad por una situación absurda pero que problematiza en clave humorística el modelo social aceptado y hegemónico de familia.
    El deseo y su satisfacción, los límites sociales, los prejuicios, las diferencias sociales.
    El amor de dos mujeres, su deseo irrefrenable de tener un hijo como sea y el rol que juega el 'nene bien' de una familia acomodada, quien recién en su inesperada paternidad pareciera encontrar el rumbo de su vida sin brújula, insincera, a la sombre protectora y avasallante de una madre manipuladora que es capaz de cualquier cosa por su hijo. Es muy interesante cómo el humor sirve para reflejar de forma hilarante pero cruel, el patetisimo de todos los personajes, así como las intrincadas relaciones de poder y de dominación que se dan intramuros en troda familia, relaciones mediadas por la intervención de un piscoanalista incapaz de resolver nada. Son varias las aristas de esta muy buena pieza teatral que divierte pero hace reflexionar al mismo tiempo.
  • Golpe de aire 5

    22/03/2012 23:18 por Marcelo M 4
    Qué difícil resulta a veces (casi siempre) el ejercicio de la memoria, qué cuesta arriba se nos hace ponerle palabras a ciertos hechos, cuánto dolor se puede soportar, cómo reconstruir el pasado para hacerlo más tolerable. En esta muy interesante y original pieza teatral, asistimos a unos personajes atrapados en su pasado, al que intentan reconstruir y deconstruir una y otra vez, para darle forma a algo que los supera y los abruma. Con un golpe de aire, soltamos las letras que articulan las palabras, palabras que dicen, que ocultan, que tergiversan, que manipulan.
    ¿somos capaces de mirar a los ojos al pasado y asumirlo como tal o preferimos adaptarlo, reescribirlo perpetuamente aun a costa de construir una frágil burbuja que nos proteja del indecible dolor?
    En esta obra nada es lo que parece, no hay una historia lineal, sino construcciones subjetivas, interpretaciones, versiones de los hechos, diferentes según cada personaje.
    Con una eficaz dirección, la obra transcurre a un ritmo vertiginoso, casi cinematográfico, da pocos respiros, por momentos confunde, pero esa confusión es la propia de la historia de los personajes. Las escenas transcurren en una casa en Mar Chiquita, en el año 2001, hecho no menor, pues nos lleva a ejercer, de nuevo, la memoria de un país destruído y envuelto en llamas.En esa casa donde una puerta y una ventana marcan el afuera y el adentro, símbolo de una Argentina que a muchos les cerró la puerta y los dejó en la intemperie. Ese país que debió reescribirse para volver a encontrarse funciona como telón de fondo de las historias personales que diez años después también deben reescribirse para saldar cuentas con el pasado. Las actuaciones son muy buenas en general, aunque en particular destaco la fuerza dramática de Raquel Sokolowicz y de Lautaro Delgado, el personaje sin nombre que viene a 'buscar las palabras' para nombrar aquello a lo que al ser nombrado, revivirá.
    Con un ritmo acelerado, las historias en sus diferentes versiones se entrelazan y enredan, creando así una construcción no linea, que exige la presencia de un espectador atento, no pasivo e involucrado.
  • Ojos verdes 3

    15/03/2012 22:19 por Marcelo M 4
    En la espera de un tren incierto en un banco de estación, dos mujeres dialogan en un ambiente opresivo, rodeadas de soledad y de apariciones tan extrañas como peligrosas que las llevan al borde de lo irracional y de lo sobrenatural.
    Unos ojos verdes que las unen como almas gemelas, una distancia que las separa y las aleja, pero esa distancia, ¿es temporal? ¿es espacial? ¿siquiera existe como tal? El texto dramático está cargado de pliegues y de aperturas que conducen a múltiples interpretaciones de sentido, en los que realidad e imaginación se intercalan todo el tiempo, como ejes de un conflicto interno que no puede ser zanjado por ninguno de los personajes.
    Se pone en evidencia mediante los diálogos de las protagonistas todo un universo femenino, donde el dolor por la ausencia, por la traición y por la sumisión emerge a flor de piel y coloca a estas dos mujeres al límite de sus fuerzas, tal vez al borde de la locura misma.
    La escenografía despojada nos da la idea de encierro, de opresión, de pocas opciones de salida y de huída de las protagonistas, acechadas por peligros desconocidos, sobrenaturales, pero por momentos también perfectamente terrenales. Precisamente huir de algo (de una vida arruinada por la cobardía, de un crimen por celos) parece ser el objetivo de cada una de ellas, siempre a la espera de un hecho – la llegada del tren – , que nos remite a “Esperando a Godot” de Beckett, disparador de la acción dramática, la cual oscila entre picos de extrema tensión y de terror, con momentos de nostalgia, recuerdos y situaciones graciosas. Desamparo, soledad, dolor, nostalgia, esperanza, espera, incomunicación, así viven estos frágiles personajes.
    Ambas actrices se lucen en sus respectivos papeles, mediante un preciso y eficaz dominio de la gestualidad, con sus inflexiones, matices y tonos, siempre correctos y adecuados a la necesidad dramática. Ponen el cuerpo y se juegan en un contacto cercano y arriesgado con la platea sin por ello perder fuerza ni verosimilitud sus respectivas construcciones. El sonido, la iluminación y el uso del vídeo contribuyen eficazmente en la generación de los diferentes “climas” por los que atraviesa la pieza.