25/06/2014 19:42por Rosario S 2 Opinión de Facundo Vernä para 'Noches Vernáculas'
En la decoloración poética de la trama partimos del final para comenzar una descripción presente de lo desconocido hasta ese momento. El relato planteado por el joven autor y director Martín Pérez en “El intolerable hábito de llorar a un Otoño”, girará repentinamente en una expresión atormentada de un ambiente rancio, confuso, opresivo e intolerable para sus débiles emociones que los enfrenta a una profunda crisis. Los cuerpos manifestarán una especie de repugnancia y entrega al recuerdo encubridor de sus infancias.
Es así como cuatro historias protagonizadas por Matías Echeverría Tello, Martín Pérez, Rosario Sabarrena y Marisol Scagni, se rozan a partir de una madre reconstruida por sus memorias, quién huyó cuando eran niños en telarañas de engaños y un padre al parecer estricto, riguroso y severo decidido a emprender su viaje final alejado del sufrimiento, la soledad, olvido e indiferencia de su familia.
Hermanos ensimismados en sus propios conflictos y egocentrismos perturbados por buscar un significado impreciso de su proyección distante de la realidad enfrascada en un vestido de novia, en la desenfrenada necesidad de escape a través del alcohol y ansiolíticos, en la negación del discurso y propia historia que les quiebra el pecho cuando al caer las hojas de un ramo de flores resecas, anuncia el momento de desahogarse de su dolor y raíces estelares.
Por momentos un juego perverso de identificación, empatía y representación escénica logra en “El intolerable hábito de llorar a un Otoño” una sencilla y efectiva tragicomedia que posibilita al espectador reflejarse en los personajes y pasajes de la historia donde finalmente, la iluminación se centra en una voz femenina que utiliza como recurso reflexivo la creación de su propia muerte imaginaria, la gama de colores en luto y el blanco como símbolo superador y absoluto de la paz y rendición.
25/06/2014 19:39por Rosario S 2 Opinión de Anahí Ribeiro para 'El Sube y Baja'.
“El intolerable hábito...” es una comedia negra, algo bizarra, con personajes que dentro de lo border tienen buena cintura para no caer en estereotipos que terminan haciendo que el espectador tome distancia de lo que acontece.
El humor de la obra esta construído desde la situación y no con gags (imperdible el momento de la fábula de cocodrilo y el chancho). Una novia abandonada, un aspirante a actor discipulo de Germán Kraus, una mujercita que solo escucha lo que quiere, un enfermero acosado, el recuerdo de alguien que se fue hace tiempo y un moribundo, el causante de todos los males. Los personajes están definidos y bien llevados por un elenco homogéneo y sin sobreactuación.
De obras en los que alguien esta muriendo y sus sobrevivientes se reúnen a acompañarlo en sus últimos momentos esta repleto el teatro mundial y “El Intolerable hábito...” no escapa a esta temática. En este caso hay humor sin pretender ser chistoso con el toque de humanidad imprescindible que los hace creíbles dentro de una poética actoral un poco corrida de la naturalidad.
Habiendo salido el viernes pasado muy temprano de casa, y sin la info de que amenazaba alerta meteorológica, llegué al teatro un poco preocupada por la vuelta a casa, pero la obra me regaló una consumición con mi entrada que me permitió relajar y entrar distendida para pasarla bien y volver a casa habiéndome reído un rato.
Una semana bien terminada, podríamos decir.
Esto no es una crítica, solo la pretensión de contarles en que andan los compañeros artistas que trabajan con tanto esfuerzo y pasión.
Gracias a “El Intolerable hábito de llorar a un otoño”, por invitarnos a compartir su trabajo.
