29/04/2014 00:47por Sirena Una obra dramática que en honor a Carroll expone el tormento de transitar el sinsentido. La escenografía apela a múltiples elementos que ganan protagonismo mediante la percepción de los personajes que pierden su identidad como cuando se pierden en la fusión
con el mar. Por esto, los personajes nunca permancen iguales, ni siquiera en el momento que los actores
se muestran como reales, la ficción desaparece. Desde el sentido nietzscheano, queda en claro que toda realidad no es más que ficción. Y entonces en la desesperación de Alicia al abrir y cerrar la puerta se descubre que un único sentido no conduce ya a ninguna parte. En cualquier caso si algo puede decirse con sentido, es que toda creación exige deconstrucción. Recurriendo más a las sensaciones que a la ficción, la música también acierta en acompañar a la
escena en su movimiento. Quiero más!
