Opiniones de Lalo

  • Apocalipsis 10

    09/09/2003 14:35 por Lalo
    Cuerpos al límite y ausencia de diálogos
    Invitación para reencontrarnos en el Apocalipsis
    Por Mariano “Lalo” Ugarte.El que siembra miseria cosechará odio...
    "Solo el amor puede convencer al hombre de la verdad de que existe una sola casta, la casta de la humanidad, y sólo una religión, la religión del amor."

    “Mucho para pocos y poco para muchos no es bueno”. Dice la bandera colgada en una de las paredes de esta original puesta. Los actores dan comienzo a la más fuerte de las introducciones, los cuerpos se funden en la basura o al revés. La animalización del ser humano se hace visible. Agresión que se palpa en los cuerpos con un vestuario al mejor estilo Mad Max, de un pasado o un futuro de la decadencia humana. Ya no hay un tiempo preciso.
    Desde Pink Floyd, pasando por Peter Gabriel hasta Celine Dion. La música crea diferentes y potentes climas que nos sumergen en la agresión, somos parte de esta. Es muy difícil percibir la distancia entre la feroz animalización de los personajes con la creciente multitud de cartoneros y marginales de la “realidad”, excedentes del macabro sistema, que hurguen en la basura para sobrevivir.
    Sexo, masoquismo, drogas, robos, violaciones, se muestran como la inevitable resultante de la ecuación de la violencia generada por los cosechadores de miserias, que sólo siembran odio. La obra carece de diálogos, los mínimos que hay se dan entre personajes que sólo emiten un bestial murmullo, un brutal grito. Hablan las luces, dialogan los cuerpos, pero realizan un ensordecedor monólogo las coreografías.
    Un empresario devenido en Cristo es crucificado, despojado, castigado. La venganza de los marginales se lee como justicia.
    Sobresale la entrega de los actores, sus cuerpos se desarman en el escenario, sus músculos se entienden, sus nervios parecen jugar en los límites. Agresión, agresión, agresión, cae por momentos en la redundancia, la obra parece no comprender la idea de que una flor sintetiza la primavera. Pero si está claro quien genera esta violencia: las instituciones.
    La obra en un momento se quiebra. Una pincelada blanca atraviesa un cuadro totalmente negro. Aparece en escena, una nena, la inocencia que se reposa en los ojos de los espectadores, le tiende su mano, busca ayuda y estrangula a su muñeca. Hay paz.
    Ya todo se aclaró, en esta breve, original y dinámica puesta digna de ver para sentirnos parte del Apocalipsis.