Opiniones de Lau D

  • Amanda, la casita 3

    24/04/2012 18:21 por Lau D
    Una prima me mostró hace poco un regalo entrañable que le había hecho una amiga suya, artista, para su cumpleaños: la réplica de una casa en miniatura. No solo era un encanto la casita sino también emocionante recorrer los distintos rincones de la misma para mirar los detalles, abrir las puertas de los placares, jugar con las muñecas, verlas reflejadas en los espejos, descifrar los pequeños cuadros de las paredes.
    Inmediatamente nos pusimos a jugar, cosa que consideré inevitable: el juego que este juguete de la infancia convoca es quizás intuitivo, quizás un producto cultural. Probablemente ambos. Lo cierto es que difìcilmente podemos resistirnos a él, porque en la casa está lo que uno imagina que uno es y lo que imagina que puede ser o será. La casa es uno mismo y es la proyección de la propia vida y del mundo.
    Así también lo entiende Amanda, protagonista de la recientemente estrenada obra ¨Amanda, la casita¨, quien nos invita a jugar y a recorrer su lugar vital. Esta invitación aparenta ser cándida (primera aparición, vestimenta, escenografía), pero resulta en un interesante recorrido a través de su persona, con todo lo que esta palabra implica.
    Los rincones de esta casa onírica - de juguete - real son mucho más elaborados que el mero abrir y cerrarse del mini - placard de la casita de mi prima. Cada compartimento de la casa de Amanda da inicio a un mini-sketch que remite a un fragmento de su historia o a un objeto importante o a un deseo.
    El desarrollo se da en términos múltiples: el absurdo, lo naif, el humor negro, la inevitable y explosiva carcajada, la angustia desgarradora. No son solo tonos que marca la actriz-casita con su ya conocida destreza actoral, son emociones que inevitablemente vive el espectador.
    En este unipersonal el tema no es la liberación femenina ni el lugar de la mujer en la sociedad: el tema es Amanda. Es el ser de una mujer contado en fragmentos, evocados por los espacios y objetos de la casa.
    La obra fluye con comodidad (goza de una perfecta continuidad narrativa) y, sin embargo, en los aspectos técnicos, no está desprovista de complejidades: complejidad de las palabras y de los silencios, complejidad de los recursos actorales. Del manejo del espacio y de los objetos; del pasado, el presente y el futuro. Complejidades en el juego de lenguajes y de registros. La estructura de la obra como un todo es, en sí, compleja. Si habláramos en términos musicales, podríamos decir que es una sucesión de danzas y que, sin embargo, hay una voz cantante que las une: la voz de Amanda. Todas estas complejidades revelan un complejo mundo interior que conducen al espectador a reflexiones, sentimientos, emociones a lo largo de la construcción del personaje.
    ¿Quién es Amanda? Quizás haya algo de Amanda en nosotros, pero para saberlo hay que ver la obra. Yo la recomiendo en un 100%.
    Lau Descalzi