Opiniones de Pietro S

  • 2040

    25/03/2012 12:01 por Pietro S 7
    La esperanza, jamás se pierde, los malos tiempos pasarán,
    piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo,
    que colorear, que colorear...
    Aquarela, Toquinho


    El futuro siempre ha desvelado a grandes autores y ha generado inconmensurables preguntas. Volver a acercarse a libros o películas que imaginaban tiempos y fechas exactas que hoy mismo uno vive, puede resultar un ejercicio sorprendente. El siglo XXI es aun prepuber pero los jóvenes del dos mil ya están aquí y nada tienen que ver con otras generaciones que aunque viven cotidianamente entre sus desmesuras científicas, perciben el presente como un territorio de desazón.
    En “2040” la actriz Elisa Carricajo oficia de dramaturga y directora creando una escena donde se pregunta por un futuro no muy lejano. Una madre, una hija y un muchacho que llega… La lucha contra el paso del tiempo, la individualidad, la traición de los objetos, la manera de vincularse, son algunos de los tópicos que se abren paso a través de una historia que con momentos de risa hilarante y de tierna emoción.
    En la escena abunda el plástico, podría decirse que la reutilización o reciclaje de objetos para construir casas y mobiliario acabó siendo una realidad en el “2040”. Pero así como aparece lo descartado, ese ultimo eslabón de los objetos que pasa por manos humanas, aparece la materia prima, lo mas puro, la minúscula señal de la vida: semillas, como un intento desesperado de no perder las raíces del propio ser.
    En “2040”, Elisa Carricajo genera un mundo femenino, contenedor y a la vez incontenible. Se anima a pensar una sociedad donde el patriarcado es una huella que ya no hace mella en las nuevas generaciones. Y le devuelve a la escena la magia pura del teatro. Porque las sombras chinescas le son al teatro, lo que las semillas a la vida. Sombras que se juegan acompañadas por una puesta de luces que suma en creatividad. Y que hace de ese juego de niños un arte. Porque las sombras chinescas posibilitan el teatro propio, el teatro artesanal de niños que juegan con sus manos a trasluz porque no pueden dormir, el de siestas de hijos únicos donde todos duermen y en las paredes, el teatro silencioso entretiene las horas. “2040” Conmueve sin artificios.
    La música viene de un pasado inevitable, y se instala como un animal salvaje que nos mira y nos hace saber todo el tiempo que está ahí. La evocación, el recuerdo, la feliz juventud en playas lejanas… Es que tal vez, de los lugares, solo nos quede su música.
    Mónica Raiola, Paula Acuña y Julián Tello conforman el trío actoral que mueve impecablemente este engranaje que nos devuelve un cierto optimismo hacia el futuro. Y nos muestra que las respuestas siguen estando en el mismo lugar de siempre. Que solo hay que encontrarlas.

    Pietro Salemme
    para Referencia LGTBI
    http://referencialgttbi.blogspot.com.ar/2012/03/2040-de-elisa-carricajo.html
  • También lloran 3

    07/03/2012 11:11 por Pietro S 7

    “También Lloran” es una invitación no al llanto sino a la risa. Una risa provocada por el absurdo cotidiano de esta insaciable sociedad de consumo que se enmarca dentro de un espectáculo. Colocar la lupa sobre todo aquello que nos rodea y sobre lo cual parece que dejamos de hacernos preguntas, funciona como un disparador de las mas diversas situaciones donde como público nos reiremos de los que parecen no sufrir.
    A través de tres segmentos (“Dólares Australianos”, “Platos” y “Jardín (Japonés)”) que funcionan como breves obras y varias intervenciones proyectadas en una pantalla donde una historia paralela narra una busqueda laboral, casi una docena de personajes hacen las delicias de este “También lloran”

    Cada historia parece confluir dentro de las otras, al igual que ciertas marcas devenidas en objetos que circulan de un espacio a otro, y de mano en mano. Y cada situación se enreda en una trama que tiene su punto cúlmine en la última representación: “Jardín (Japonés)” donde el trío de actores logra un maravilloso equilibrio escénico poniendo el primer broche de oro a la noche, que culmina con la última proyección.
    Un espectáculo donde cada cosa está pensada para hacer funcionar el engranaje de una gran idea devenida en un espectáculo que además de propiciar la risa constante, se ofrece como algo bello. Un engranaje donde diversos lenguajes confluyen para mostrar sin máscaras la hipocresía del mercado y de los consumidores.


    Pietro Salemme
    para Referencia LGTBI
    http://referencialgttbi.blogspot.com/2012/03/tambien-lloran-de-jorge-valina.html
  • Eh... No se como decirlo

    16/05/2011 00:26 por Pietro S 7
    Decirlo con canciones siempre es una posibilidad. Si tu adolescencia transcurrió en los 90s tendrás más de un hit para explicar aquello que no te sale con palabras.
    “Eh… no se como decirlo” se vale de los temas de Roxette y de Nirvana para narrar las vicisitudes de un trío compuesto por dos varones una muchacha. Y retoma una cierta idea del desapego que en algo nos recuerda al Carpe Diem.
    El trío parece ser la huella de la desgastada generación X que se resiste a las tres décadas y busca perpetuarse en actos adolescentes. Como la “agarrada a piñas” entre los muchachos en plena boda. Un encuentro de cuerpos que resaltados por la luz estrambótica parece un torbellino de deseos reprimidos que encuentran su cause en la violencia. Una lucha que los excusa de rozarse, apretarse, manosearse, y también intentar herir aquello que no se permitirán jamás. Así Luis y Martín.
    Mariana será un nexo, un puente, un túnel a través del cual sucederán las relaciones de unos y otros. Mariana está ahí. Y lo estará siempre.
    “Eh… no se como decirlo” genera dramaturgia valiéndose de la cursilería y desilusión que ofrecen las grandes canciones al ser traducidas. Y recurre a guiños que no pasaran desapercibidos para los espectadores.
    Como las vueltas mas bruscas de un cubo mágico, la obra se arma y se desarma en si misma.
    Leo Bosio, Seku Faillace y Diego Corán conforman este trío actoral en el que además comparten la dramaturgia y dirección general.
    Un coctel de encuentros y desencuentros en tono rock-pop-melódico.


    Pietro Salemme
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  • Puto 6

    16/05/2011 00:25 por Pietro S 7
    PUTO es un espejo. Desde el comienzo el director nos deja bien claro que lo suceda puede ser un espejo de nosotros espectadores. O más bien, traza ese reflejo para generar, simplemente igualdad. Porque en el fondo, somos todos iguales, y sufrimos por las mismas cosas, de diferentes maneras.
    Sería más que interesante realizar una línea de tiempo para ir viendo como una palabra se va modificando a través de las décadas. Pero no es mi tarea. Aunque no dudo que haya formado parte de unas de las tantas tareas de su director, Alejandro Mateo. Lo cierto es que alguna vez, PUTO era todo ser de genero masculino sospechado en su virilidad. Quizá ese sea uno de los puntos de partida de la obra, que es contada por cinco hombres en enaguas negras, con zapatos de vestir y con modales afeminados. ¿Cliché? Si. Y nunca mejor utilizados. Porque cuando un recurso deja de ser artificio para ser cuestionado, investigado, llevado al límite produce entre otras cosas teatralidad. Y eso no es poco. Porque basta ver algunas obras para comprobar que la teatralidad no es condición sine qua non como para que estén en cartel. PUTO se hace cargo de cada uno de esos clichés creando un anacronismo que da cuenta de las diferencias. Porque si, somos todos iguales. Pero en teoría. En la práctica, a veces ni eso. Por eso en un momento uno de los personajes le responde al policía que le “sugiere” buscarse un trabajo digno: “¿De estibador en el puerto, de pica boletos en el ferrocarril? No, no, ya sé, de portero en el Congreso o en el Savoy. De dactilógrafa. Tengo la Pitman completa. Contráteme, contráteme (…) Horas haciendo cola y chupando frío, hasta que te miran el documento y ahí te volvés invisible”

    La dramaturgia va generando capas, parece hilarse suavemente entre los cuerpos de los actores, recorre los escasos objetos (cada uno, hito en la historia de las sexualidades), se diversifica generando voces que aprendieron que la única forma de subsistir es riendo. Convertir la burla del afuera en un chiste entre amigos, que te salva la vida. A la loca la salva el humor. Eso siempre se supo. Y mariconear. Mariconear es una acción concreta, eficaz, liberadora y para algunos, imposible de comprender. En eso, la loca, se parece un poco a aquellos payasos que hacían reír a todos y que por dentro lloraban. Pero PUTO no cuenta mas tragedias que las si prestamos atención podemos ver a diario.

    Estos seres de pechos y piernas peludas, con enaguas negras, zapatos de vestir, modales afeminados, medias de nylon y ropa interior masculina que lo mismo se tratan con nombres de hombre o de mujer, que se enfrentan con un mundo hostil y sobreviven, que luego se les estruja el corazón por un chongo que promete, y que bailan entre ellos un tango, o corean un bolero. Estos seres que no la sociedad dejó en el borde mismo del borde, y los estigmatizó llevándolos a abrirse el pezón con una gillette, borrachos de ginebra para meterse un silicona y zurcirse la teta como zurcía las medias la abuela. Estos seres que ofrendan su cuerpo a la desgracia para poder soñar una noche mas con ser bonitas, felices y sobretodo tan iguales como cualquiera, tan distintos como cualquiera.

    PUTO es finalmente, todo detalle. No hay nada que escape. En PUTO hay un imaginario complejo puesto al servicio del espectáculo.

    Pietro Salemme
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  • ¡Dolly Guzmán no está loca! 64

    02/05/2011 15:59 por Pietro S 7
    “A Maradona le cortaron las piernas. A los artistas nos cortan la cabeza”asegura Dolly Guzmán, la mujer sin cabeza, la multifacética artista a la que el siniestro Dr.Mnemo le ha cercenado la cabeza poco antes de que ella lograra fugarse del Manicomio del Diablo.
    “Y errante en las sombras, te busca y te nombra”
    En su deambular, Dolly es perseguida, constantemente, espiada y vigilada, por el Dr. Mnemo y por un público que parece querer trascender su espacio para meterse en la escena misma donde Monica Cabrera en momentos que parecen una fiesta hace bailar y cantar a Dolly.
    Dolly Guzmán, no está loca. Es una premisa. Un punto de partida para invitar a reflexionar sobre el lugar de los artistas en la sociedad, los modelos televisivos, la caída en desuso de las personas, el olvido, el rol de la mujer, la marginalidad que reproducen con adornos las grandes corporaciones… Pero sobre todo se cuestiona el valor del discurso de dos figuras que a lo largo de la historia han permanecido en los márgenes de un totalitarismo intelectual: la mujer y los artistas. O en este caso, el doble flagelo: ser una mujer artista. Porque la mujer si es artista, es puta. Y los artistas, son todos locos. Y sabemos que aunque míticamente el discurso del loco anunciaba grandes verdades, en nuestra actualizad, no hace mella, y es descartado. Pero, Dolly Guzmán, no está loca. Y deberá demostrárselo a sus médicos, a sus vecinos, a sus amigos, a su público, a la sociedad, y hasta a su propia madre. Porque si naciste mujer artista, lo vas a tener que justificar, o lo pagarás muy caro.
    Mónica Cabrera escribe sus libros, actúa, se dirige, tiene créditos en la composición de la música original, en la escenografía. Mónica cabrera es una compañía en sí misma.
    El espectáculo se termina de construir al encontrarse atravesado por elementos de otras artes, como la plástica, el audiovisual, la música. Haciendo de la multimedia una herramienta de producción eficaz y contundente.
    Con Dolly Guzmán uno va a reírse mucho. Mucho. Los textos hilarantes ayudan también al espectador a expurgar quejas cotidianas. ¡CLARO, que sí!
    Dolly es una artista. Escribe letras. Canta. Baila. Actúa. Mónica Cabrera también. Son mujeres complejas, creativas, inteligentes, valientes. Y no están locas. Más te vale escucharlas bien. Y hasta el final, donde la musiquita y las palabras de una canción tan nuestra será reconocida como un verdadero himno ante el cual nadie podrá permanecer inmune.
    Quedan 17 funciones para que puedas sacar tus propias conclusiones. 17 oportunidades para pasar una gran noche llena de color. No la dejes pasar.

    Pietro Salemme
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  • Perderte otra vez 2

    28/04/2011 01:09 por Pietro S 7
    “…El hombrecito sonriente se ha puesto a hablar, a hablar simplemente,
    naturalmente, sin énfasis, sin citas latinas, sin contarles esto o aquello,
    y sobretodo, sin lágrimas. Y ¿qué le dice?...”
    Manuel Mujica Lainez,
    El hombrecito del azulejo

    Desde la portada de un disco de vinilo de Ornela Vanoni titulado “Detalles”, la cantante italiana parece observar la escena toda. Con una mano en el mentón, exuberante de hombreras, recostada sobre el combinado, parece ser la única testigo de la intimidad de un hombre que está solo y espera. Y en la espera, el hombrecito se ha puesto a bailar, y a saltar, y volar, naturalmente.
    “Perderte otra vez” es “detalle”. Una sucesión minuciosa, impecable e implacable de cotidianeidades, minucias, pequeñas cosas. Que funcionan a la perfección, como parte de un engranaje exacto y conciente de que sin ese impecable andar, todo sería un desbarajuste inmenso y doloroso. En esos detalles está su directora, María Rosa Frega, quien junto al resto del aparato artístico (coreógrafos, iluminador, diseñadores) hacen posible que Emiliano Dionisi desarrolle todo su potencial en esa partitura impredecible para el espectador pero diseñada como un reloj suizo.
    La belleza de la puesta, la elección de los objetos, la música como personaje imprescindible, la destreza e histronismo de su actor, hacen que una tras otra se sucedan imágenes preciosas, situaciones que encadenadas, construyen (o deconstruyen) una espera trágica, como todas las esperas; patética, como todas las esperas, y llena de humor, como todas las esperas que son trágicas y patéticas; pero a las cuales hay que sobrevivir para contarlas y para volver a perderlas.
    El trabajo de Emiliano Dionisi remite a una tradición de actores y es muy posible que quien se abra al espectáculo se encuentre de pronto pensando en Rowan Atkinson, el genial comediante británico. Incluso remitirse a los grandes del cine mudo. Pero aparte de eso, Emiliano Dionisi, vuela. Y son una anécdota las telas por las que se desliza en un baño dionisíaco. Es una anécdota el arnés que lo hace rozar la cabeza de los espectadores. Vuela. Aún pisando fuerte. Y se convierte en una maquina perfecta de expresión, aunque no use palabras, su cuerpo, todo, habla. ¿Y qué dice?...

    Pietro Salemme
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  • La idea fija 82

    17/12/2010 20:20 por Pietro S 7
    Danza es caricia, es pudor,
    danza no es odio, es amor,
    es aprender a volar
    "Danza" , Marilina Ross


    El cuerpo duele. El sexo es una lucha entre diversidades. El escenario un cuadrilátero de catch.
    Cuando uno entra en comunión con La Idea Fija, un mundo infinito despliega sus posibilidades. Abrir el armario y dejar salir hasta el último deseo es la condición inevitable.
    Los cuerpos se quiebran. Se mezclan. Se amoldan, acoplan, encastran. La inherente soledad se distrae en el efímero encuentro de los que participan del rito. Si uno no comulga con todo eso que se nos presenta insolito ante los ojos, debe hacerse cargo de su voyeurismo.
    En La Idea Fija, hay arte. Un arte tan privado y particular como cualquier acto de sinceridad. Y hay trabajo. Un arduo trabajo que hace que el engranaje de la obra funcione a la perfección. Porque en todo este juego de los encuentros y desencuentros, pareciera que si algo fallara, hasta se podría morir. La musica se impone, pero cuando cesa, y solo queda la respiración agitada de los actores-danzantes todo se torna sublime.
    Hasta la desnudez podría resultar anecdótica. Pero un cuerpo desnudo sigue perturbando. Estos cuerpos se buscan a si mismos todo el tiempo. Hasta la confusión se torna elección y se disfruta.
    Si en escena la palabra es cuerpo, es objeto, aquí se materializa. Todo habla sin hablar. Siluetas como discursos. Y cuando la voz llega los niños despiertan para escuchar con atención los cuentos que los padres les prohibieron, por ciertos. Ningún padre quiere tener de hija a Laura Palmer. Pero bastan un puñado de canciones de Raffaella Carra para dejar atrás la peor realidad, para despertar nuevamente el deseo, el color, el baile. Los cuerpos de baile de Raffaella, tomaron con los años casi la misma dimensión que ELLA misma. Detrás de la blonda había mucha testosterona.
    La idea fija es catch, sudor, dolor, patadas, zancadas, danza, fuego, agotamiento, repetición, vestuario, rabia, gozo, miguitas de pan en el camino de aquellos que aun no se animan a danzar.

    Bailo, bailo, bailo cada momento,
    Bailo, bailo, bailo, lo siento dentro,
    Bailo, bailo, bailo, me invento un paso,
    Sin parar, sin parar, ¡sin parar!.
    (BAILO BAILO - Ballesteros - Boncompagni - Bracardi)

    Pietro Salemme
    http://pietrosalemme.blogspot.com