El trabajo de ROSANA ROZIC me pareció estupendo. En todo momento comunicó la honda, sincera y dramática soledad de la protagonista "única" de una de las piezas más logradas de un autor tan influyente y profundo como Jean Cocteau. El texto fue dicho con una naturalidad y hondura excepcional y el dominio corporal de la actriz fue un hallazgo, difícil de olvidar.
Gracias, gracias mil Rosana.
ADELANTE CON ENTREGAS DRAMATICAS DE ESE NIVEL.
SALO LOTERSZTEIN, DR. EN PSICOLOGÍA CLINICA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.