10/05/2009 16:21por HECTOR Ayer asistí con mi familia a una obra dramática de ricos textos que no dan respiro en su temática, reflejando puntillosamente una época denominada Confederación Argentina de mediados del siglo XIX donde se pueden ver las miserias del machismo y clasicismo propios de aquellos tiempos.
El aspecto más destacable de la puesta fue la homogénea calidad actoral que supera generosamente la media, resaltando al “Padre” que hizo fácil el hecho de odiarlo, al “Jorobado” sencillo de querer y hasta de respetar, con una postura muy lograda que supongo (La mesa no me permitió apreciarlo todo el tiempo al igual que los demás personajes), mantuvo hasta el final y Dolores, que podemos decir de Marilina que no se haya dicho antes, lo más destacable el, como suelo llamarlo, “swicheo” entre expresiones faciales y corporales de malvada a enamorada y viceversa, de temerosa a denunciante, de Julieta a Rosalinda de Hermia a Catalina todas juntas en un solo personaje. La primera escena entre ella y Rafael es digna de ser acuñada, como también una de las escenas finales cuando se revela al poder del Padre luego de descubrir a su amado muerto, donde estaba cargada de energía tanto así que la Madre sufrió las consecuencia (Tengan más cuidado para las próximas funciones, recuerden que no poseen ART) espero no pierdan ese realismo.
Otro aspecto resaltable fue el vestuario, haciendo hincapié en el Padre muy de acuerdo con la época. La iluminación a tiempo y bien medida salvo, por algunos apagones que no retornaron a tiempo pero lo atribuyo a los nervios de estreno, al igual que ciertos deslices del elenco en general en la dicción y solapamientos, sobre todo en los pasajes más dramáticos.
Para terminar, disfruté de una puesta fuera de lo común, por demás agradable teniendo en cuenta el género solo me resta decir, gracias por habeme invitado y serán recomendados.
