Opiniones de Filifor

  • Lumínile 3

    23/07/2006 12:17 por Filifor 3
    “Como todo poeta tengo una antena especial, un hilo, donde vienen a parar las luces del más allá. Ando con una antorcha que oye” decía Marosa, la autora de los inquietantes poemas que llegan a escena, a los cuerpos de estas tres sensibles actrices. Medio féminas-medio malditas, de edades vacilantes, como vírgenes perforadas, aparecen entre plantas y animales tres personajes que son uno: la voz de una mujer.

    Y si esa mujer dice algo, creo escuchar en ella una pregunta -o dos que son casi la misma- ¿qué es una mujer? y ¿qué es una mujer en (este/un) mundo?. En ese sentido, el desafío de llevar a cabo esta obra es doble, asumir la palabra poética (o envolverse de ella) para poder avanzar en la construcción de un mundo y a la vez, en la retirada temerosa hacia las sombras.
    Ese es uno de los movimientos que para mí, proponen estos relatos eróticos (como un juego de luces, muy parecido al trabajo de iluminación que hicieron Cuervo y Nirich).

    Y cómo hacer para que interior y exterior, onírico y tangible, mágico y cruel se sucedan como continuidades. Este equipo de trabajo –o su directora- lo ha resuelto haciendo confluir más de un lenguaje en escena (fotografía, iluminación, proyecciones, sonidos) y simplemente, acertó. Destaco en particular el trabajo de voces, por momentos casi una partitura misteriosa que logra transmitir extrañeza e intimidad, y que bien podría tributarle a artistas como Meredith Monk o Fátima Miranda.
    Llevar el lenguaje poético al teatral no es tarea sencilla. “Lumínile” da cuenta de esa complejidad también a través de una buena selección de textos (claro que cuenta con la ventaja de haber elegido a una autora intensa y sensual, que amaba el teatro y que ella misma ha prestado su voz y su cuerpo para escenificar algunos de sus propios trabajos).

    En resumen, la obra es excelente. Sólo que me hubiese encantado que exploraran aún más la relación entre la comida, la ingestión y el erotismo, que tan explicitada está en los textos. Escribo esto después de la última función, pero con el deseo de que en algún momento se reponga para que otros la puedan ver.

    Entonces, por qué ir a ver la obra. Porque habla de los cuerpos, del poder, de los mitos, de las iniciaciones y los ritos, de una bella manera. Porque para aquellos que han leído a Marosa, será un encuentro preciso, un festejo, y para los que no saben de qué se trata, será una cita mágica (y ojalá iniciática). Se trate de mujeres o varones, hembras o machos..
  • Sensibilidad 12

    16/07/2006 03:46 por Filifor 3
    De todo lo que tiene en cartel, esta era la obra que más me intrigaba: ¿cómo hablaría Muscari de este tema? ¿qué tiene para decir?. Me encontré en un centro cultural-shopping para extranjeros (donde ya todo comenzaba a tener esa mezcla de espectacular y descarnado, tan “muscariana”) convertido en desquiciante centro de salud. Hice la cola, subí por escaleras, me identifiqué, acaté órdenes, y finalmente, me senté a esperar. A esperar del teatro, a esperar de mí en el teatro, a esperar por la “sensibilidad” tal vez. En mi quehacer de espectador-paciente, me sentía en la obligación de recordar cuáles habían sido mis puntos de contacto con el sistema de salud público argentino. Pero no había tiempo de superponer las imágenes, pronto estaban los actores moviéndose de un lado a otro, en y a través de esos bordes difusos que, sin opción, me hacían parte de la escena.
    Música, luces, pares de personajes, el piano que decidieron no quitar de la sala, nuevamente alguien que fuma (me pregunto por qué este recurso es tan utilizado últimamente en cada obra que veo). Y la polio, como la palabra, como el teatro: una enfermedad que se contagia por la boca.
    No había tiempo para medir los esfuerzos realistas, ni para revisar si había investigación suficiente para abordar un tema tan vasto. No había tiempo para determinar si una humorada era inteligente o cándida, ni para ver qué hacía cada par de actores a cada momento. No había tiempo para decodificar en qué disco está cada uno de los temas, ni para pensar si hay o no ideología detrás de cada guiño al espectador.
    Porque, paradójicamente, en esta sala de espera, no hay lugar para la espera. Todo sucede rápida e intensamente, sobreabundan los estímulos, que será mejor no decodificar. Si exhibir la espera es una de las fórmulas para hablar del dolor, toda esa velocidad en escena también trasunta dolor, se duele en sí misma, y funciona.
    Me gusta pensar que esta forma del teatro por momentos se parece a un juego teatral, a un ensayo de los temas que vendrán o a unas fotos crudas de realidad escapadas de algún álbum. Y que se mueve por una exageración de todo, por un extremar las formas.
    Velocidad para hablar de la espera. Así resulta para mí el estilo-Muscari, así me alcanza por ahora. Me tienta exigirle más, porque a veces creo que es pura potencia. Pero prefiero decir que hay que verlo, que hay que esperar por esa (saludable?) sensibilidad.
  • Budín Inglés 9

    16/07/2006 01:40 por Filifor 3
    Atípico biodrama, ya que los personajes, esta vez, son de ficción.. Pero válidos, en tanto sabemos que están inspirados en lectores de carne + hueso, que documentan modos de estar en el mundo, a partir de sus modos de leer. Los autores y libros mencionados durante la obra –como un budín inglés en medio de las charlas- parecen haber sido para Mariana Chaud sólo una excusa para construir esas “cartografías subjetivantes”, entonces no incomodan (están lejos de pretender “enciclopedizar” a través de “referencias obligadas” o de hacer apología de la lectura). Y uno puede reconocerse rápidamente en gestos de lector: el que nunca termina los libros porque ama los comienzos, el que inventa voces para cada personaje leído, el que lee y recuerda tramos como si fueran un fragmento de su propia vida, el que no ha leído y escucha a otros hablar de lo que ignora, etc..
    Lograron hacer un delicioso inventario, y a través de él, mostrar cierto contrapunto que suele existir entre las tragedias/desencuentros/felicidades cotidianas y las palabras escritas por otros. Palabras escritas por otros: eso a lo que se le llama “literatura”, venido desde alguna página de ese montón de libros caóticamente apilados a los pies de una cama. Y es un acierto que la obra termine allí, en una cama. Algún músico (de quien no recuerdo el nombre) dijo que todo aquello que se puede hacer sobre una cama, constituye lo que realmente importa en la vida. Vayan a verla, a leerla, a recostarse en la butaca del Teatro Sarmiento. Lleven un libro con ustedes, para la vuelta..