Pedro y el Capitán

El tema fue pensado inicialmente por Mario Benedetti, como una novela (inclusive le había puesto de título “El Cepo”)

“...va a ser una larga conversación entre un torturado y su torturador...”

Si bien el tema es la tortura, ésta no está presente en la escena como hecho físico, aunque si como una gran sombra que permanece latente sobre el diálogo, de tal forma que el espectador puede mantener su objetividad esencial para juzgar el proceso de degradación del ser humano.

“Pedro y El Capitán” no es el enfrentamiento de un monstruo y un santo, sino el de dos hombres, ambos con zonas vulnerables y de resistencia. La distancia entre uno y otro está dada fundamentalmente por su ideología.

En la obra hay dos procesos que se cruzan. Pedro no es sólo una víctima indefensa, es un hombre que con su silencio vence el poder. Con su negativa logra fabricarse sus propias defensas. Pero la verdadera tensión dramática no se da en los diálogos, sino en el interior de uno de los personajes: el Capitán. No es una obra revisionista, ni derrotista ni lloriqueante; tampoco pretende inspirar lástima, muy por el contrario apunta a recuperar la objetividad, como forma de rescatar la verdad.

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