Racconti di giugno

La curiosidad sobre otras personas.
El significado oculto de las relaciones.
La delgada línea que separa el
/ enamoramiento de la actuación.
La conciencia de una belleza sin límites en
/ las historias.
Una pasión casi inmoral por la escena en la
/ vida y la vida en la escena.
El aspecto del deseo que no es expresado
/ aunque sí mostrado.
El éxtasis de las cosas por las que te
/ perdono y por las que no.
Las coincidencias (tantas) en junio, el mes
/ en que nací.
Algo dentro nuestro de lo que nunca
/ hablamos, quizá, porque nunca nos
/ preguntan.

Sobre el escenario aparece una mesa, una silla y un vaso. Lo esencial. Solo en escena, Pippo Delbono se entrega y se libera a través de palabras y de pequeños gestos, singularmente aptos para captar y transmitir la intensidad de un recorrido dedicado a la necesidad de los hombres y del teatro. Como un funámbulo, camina por el hilo de sus pensamientos, evocando la “memoria física de la herida”, base de sus espectáculos, y se despliega a través de una escritura escénica poética, elaborada a partir de los cuerpos. Generando una intimidad que se fue desarrollando en la presentación de estos encuentros y con la presencia de sus cómplices de creación –como Pepe Robledo, Bobò, el hombrecito sordomudo que el actor sacó del hospital psiquiátrico en el que vivía-, Delbono cuenta su propia historia y la de ellos entremezclada con fragmentos de otras obras: Urlo, il tempo degli assassini, La rabbia y Enrique V.
A mitad de camino entre la confidencia y conferencia, Racconti di giugno expone esta búsqueda íntima, existencial, y la celebra en el pudor o la impudicia, entre silencios elocuentes y un decir, a veces, improvisado. De esta manera el espectáculo confirma la verdad del creador y del actor sin máscara, en un conmovedor momento de abandono sobre el escenario.

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