De los extraños eventos que acontecieron en la casa frente al mandarino del Doctor Segafredi

El Dr. Segafredi es en realidad Sigfrid Munch, el comandante nazi que tuviera a su cargo los campos de concentración polacos durante la Segunda Guerra , hoy exiliado en un pintoresco barrio porteño. Pero él no lo sabe, o no recuerda, o en todo caso no le da mucha importancia al asunto. En una palabra, se hace el verstüngel... En Buenos Aires lleva una vida pacífica y no falta el que lo tiene por filántropo. Tan perfecta es su fachada que ni los propios autores de De los extraños... sospechan su oscuro pasado. De hecho la obra trata de otra cosa.

Lejos de los horrores de la guerra, hoy la vida de Segafredi tiene una sola preocupación, una única pregunta existencial que llena de angustia sus días... bueno... mejor dicho, dos. Una de ellas: ¿quién carajo me roba las mandarinas, che? La segunda, no menos acuciante: ¿eh?

Estos dos interrogantes son el punto de partida para un espectáculo delirante que combina lo mejor de la comedia musical con lo peor de la misma. Dos actores en escena, representando a once personajes... y viceversa! Coreografías memorables... canciones inolvidables... diálogos inverosímiles... personajes adorables... y sobre todas las cosas... SEXO, SEXO Y MÁS SEXO. Sexo en el escenario, sexo en los camarines, sexo en los actos y en el entreacto, sexo oral y por escrito, sí, por fin! lo que todos buscaban! mucho sexo, sexo para grandes y chicos, sexo en vivo o con muertos, sexo de todos los sexos, más y más sexo para saciar estas ansias incontenibles de sexo, sí, por favor, sexo, quiero sexo, dénme sexo, quiero sexo, me tienen todo el día acá escribiendo estas reseñas, mi vida son puras reseñas y más reseñas, y nunca sexo, SEXO, QUIERO SEXO YA, SEEEEXOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!

Ejemm... perdón. ¿En qué estábamos? Ah, si, en la obra. Con De los extraños... el grupo Dos Lechugas hace su regreso a las tablas luego de su exitoso –aunque polémico- paso por los baldozones y el césped sintético. Para su esperado retorno, nuestro simpático par de vegetales (más aceitado que nunca) ha realizado la adaptación de una idea original de Mario Kempes –que el mismo Matador no pudo concluir por atender los urgentes requerimientos de un centro a la olla. Por si esto fuera poco, la obra tiene una particularidad. ¡Y eso debería bastar para ir corriendo a verla, hoy que las salas están plagadas de obras que no tienen ninguna!

Eduardo García Sasturián

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