¿y para qué volvés?

Al enterarse de la muerte de Ricciardi, amigo de la infancia, El Tano comienza una desbocada
catarsis en la que aparecen algunos ejes que marcaron su vida: la traición, una madre entrometida, el
machismo y el abandono de Ana María -su único amor-, quien ahora vuelve buscando ayuda
económica. Aunque afirma "no ser rencoroso", El Tano devela en el soliloquio sus sentimientos más
oscuros.