Mandela

Cuando ya no quede nada, cuando el pozo sea un abismo, una caída infinita por paredes resbaladizas, cuando el amor se enfrente a la muerte, cuando la muerte se vista con los atuendos de tu enemigo, cuando los días no tengan principio ni fin, cuando la noche no se diferencie del alba, cuando los proyectos se te escurran por los dedos, cuando tu país se vuelva ajeno, cuando a tus hijos te los arrebate la indigencia, cuando a tu esposa la humillen por sus carencias, cuando los perros enflaquezcan sus ladridos y los lobos extravíen sus aullidos, cuando el poder lo tengan otros, cuando el dinero engrose el bolsillo del explotador, cuando la salud sea una aspiración sin sentido, cuando el hambre te socave el estómago, cuando la despedida se vuelva nuestro saludo, cuando no queden huesos por romper, ni músculos por tensar, cuando la carne se chamusque en la hoguera, cuando el final sea comienzo de algo incierto, cuando lo que fui se vuelva parte del olvido, cuando la injusticia deambule por nuestro barrio, cuando el pan no sea nuestro ni de cada día, cuando y ya no quede un ápice para perder, descubriremos al “reparador de sueños”, descubriremos a nuestro Mandela.

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