Hasta agotar existencias (Ensayando para que la muerte de mi madre no me pille desprevenida)

PAÍS: España

Vivo con la idea recurrente de que mi madre va a morir en cualquier momento y sin previo aviso y de que, llegado el día, no tendré con que vestirla. Hacia su apariencia enfoco mi atención (y desvío mi pánico): se que nada de lo que le ponga le hará justicia, pero ella ya no estará allí para llevarme la contraria o para protestar.
Estará a otra cosa.
No estará ella, estará una cosa; un cuerpo con el que me relacionaré de otra manera y al que le podré hacer un montón de virguerías, lo que no se le hace a una madre cuando está viva: retorcerla, estrujarla, olisquearla, cosquillas, pellizcos.
Pero a una madre muerta si se le podría hacer, ¿no?
Muerta no se queja.

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