La Fiebre

Fiebre es una tortuga chiquita. Azucena es una mujer que se rehabilita en la casa de un tío hosco con la única compañía de Fiebre, con la cual conversa.
Azucena es la que se intoxica en un campo y transgrede los límites de la extravagancia y la gracia, poniéndose agresiva y paranoica con sus amigos.
También es la que emprende una caminata desde Padua hasta la Estación de Once siguiendo el recorrido del tren, como un peregrinaje hacia la nada.
Azucena yace en la cama de un hospital y dialoga con su madre y con su hija sin poder establecer un vínculo amoroso con ninguna de ellas.
De la lucidez extrema a la locura, nada puede salvarla de sí misma.

La épica de la falta de amor.

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