80 de un Minuto

Un hombre cuenta como una mujer, ve eso que llamamos realidad.
"Ella" ve el mundo de un modo singular.
Ella tal vez percibe el mundo de un modo primitivo. Un modo donde no hay jerarquías verticales, ni unidad dramática, ni temática (y mucho menos Aristotélicas).

Dice William Burroughs que el lenguaje tal vez sea un virus que enraizó en las cuerdas vocales de los humanos.
Para deshacernos de este virus, creamos un lenguaje a partir de generar una fricción masiva. El dispositivo dramatúrgico está construido en torno a un random caótico y ordenado de movimiento y texto. A partir de un mapa original de escenas, los intérpretes intervienen las de los otros con las propias creando en cada presentación nuevas posibilidades de sentido.
Cada presentación propone una máquina en flujo.

¿Pero cómo es la actuación en esta época donde se pulverizaron los grandes relatos?

El tiempo impacta asincrónico sobre el espacio. Espacio y tiempo se acumulan mediante espasmos de desesperanza y deseo desbocado.

Y sin embargo, subsisten algunos relatos, los mínimos, los indispensables, los que vinculan o desvinculan a gente con otra gente, o contra otra gente.

80 de un minuto es un random de imágenes, comentarios, (nano) historias, deseos brutos, pensamientos obsesivos, fake news, GIFS, movimientos monstruosos, progresiones de movimiento, textos.
La exploración de este proyecto entonces está cimentada sobre lo aleatorio, sobre lo accidental, sobre lo azaroso, sobre lo fortuito y lo imprevisible.

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