Baile al cante

El tiempo, que acumula experiencia, enseña a escuchar el cante, vehículo de la poesía. En esa profundidad aparente se esconde más que un sentimiento ligado a la cultura y la tradición de los flamencos; también se esconde la clave para interpretar el baile desde un lugar mucho más hondo, prestándole a la voz el atributo del color y el movimiento: cuando esa magia sucede, baile y cante se confunden para avivar una llama de mil años.
Este espectáculo supone la aventura de poner mis modos a prueba. Para eso he decidido participar no solo como intérprete, sino también como coreógrafa y arquitecta de todo ese universo pasional que me sugiere el cante cuando es sentido: será la proyección de mis diálogos con el baile y la posibilidad de ver desde otra perspectiva mi relación -tan íntima, tan caótica, tan de todos los días- con el flamenco.
Esta noche, el BAILE AL CANTE.

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