Bea

El punto de partida es la ambición. Una organización de embaucadores eligió a su próxima víctima. A los Ruffa nadie los conoce, la estrategia es clara. La víctima se dedica a vender muebles, tiene distintas sucursales y la familia Ruffa ya está infiltrada en ellas. El mueblero es violento y misógino pero Beatriz, una de las hijas del clan se gana su corazón. La guita va y viene.

La policía está controlada. Salvo por una experta en criminalística que, en colaboración de su pasante, consigue evidencias, pruebas, testimonios y confesiones, pero se ve amenazada por la corrupción dentro de su equipo de trabajo.

Transferencias dudosas, extorsiones y secuestros, los Ruffa no nacieron para tener una vida ordinaria. Marcos, el padre, preso de sus propias adicciones supo educar a sus hijas para caminar por el camino de la ilegalidad. Tefa, la menor, sabe que conserva una propensión natural a obrar mal para no develar sus vulnerabilidades. Beatriz, en cambio, jefa del clan, bella por fuera pero prudente y violenta por dentro. Una personalidad hermética, incapaz de sentir compasión por otra persona.

La familia juega con fuego, la codicia desmedida desata la catástrofe y un paso en falso bastará para que el plan fracase. A veces, creerse invencible es el camino de la autodestrucción.

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