El Carnaval de los Animales

La danza es el lenguaje de las imágenes en movimiento, y en esencia no implica ningún mensaje conceptual, es abstracción, es síntesis, es la poesía del cuerpo humano en movimiento.

Esto es precisamente lo que atrapa la atención del niño, a él no le interesa la literalidad de una historia completa contada con palabras. Su mundo está determinado por la fantasía, la imaginación, los sueños, y es la danza quien puede comunicarse con él a través de las sensaciones que le provoca.

El énfasis de El Carnaval de los Animales no está en la parafernalia, ni en la obviedad de recursos, sino en la sencillez de los preceptos que defiende: la belleza de una pieza de danza que acompaña a una buena música.

El Carnaval de los Animales es un espectáculo para niñas y niños de todas las edades, y su objetivo es acercarlos al universo de la danza y, siguiendo las intenciones de Saint-Saëns, al de la música.

Con la socorrida metáfora de las fábulas tradicionales, la partitura logra magistralmente su objetivo pedagógico musical, asociando un ritmo a cada animal, pero Saint-Saëns supera este simple ejercicio e imprime a cada una de sus partes un carácter; aprovechándolo, la gran maestra coreógrafa mexicana (con alma costarricense) Marcela Aguilar concibe su coreografía exagerando estos caracteres a través de una suerte de humanización de los animales

La anécdota es sencilla. Un grupo de tres bailarines llega al escenario colocando pequeñas sillas para delimitar un espacio, y se prepara para iniciar su representación. De una manera clara y directa, dirigiéndose a la concurrencia, el espectáculo comienza con un texto en el que se describe a cada uno de los invitados al festín, planteando un juego didáctico con los pequeños en el que ellos adivinarán en cada parte, cual es el animal que se está bailando, según los gestos y el fragmento musical que acompañen al bailarín.

Todos los elementos utilizados entran y salen del escenario en las manos de los intérpretes. Con un vestuario básico utilizando los colores primarios, el único apoyo para la creación de los personajes lo constituye el atrezzo, que proporciona un elemento representativo a cada animal. Como la responsabilidad del significado de estos objetos es muy grande, deben estar correctamente diseñados. Correspondiendo a la propuesta coreográfica, son cosas que usa la gente, no buscan disfrazar al bailarín sino caracterizarlo. De este modo, el énfasis de El Carnaval de los Animales no está en la parafernalia, que comúnmente se asocia a las obras infantiles, ni en la obviedad de recursos que suelen caracterizarlas, sino en la sencillez de los preceptos que defiende: la belleza de una pieza de danza que acompaña a una buena música.

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