Yace al caer la tarde

Un Extranjero proveniente de Albania llega a una comunidad desconocida, en la que nunca ocurre nada, y la altera, la subvierte, la transforma completamente. Sin hacer prácticamente nada. Su sola presencia trastoca y muta el estado de cosas imperante en ese mundo cerrado. Los hombres y las mujeres reaccionan de manera diferente ante la llegada de este nuevo integrante. Ellos intuyen en este hombre distinto una amenaza que pone en peligro sus trabajos y sus mujeres. Ellas, por su parte, se sienten atraídas por este extranjero que no conoce el idioma y que no logra entenderlas, al que pueden completar con sus propios deseos. Los conflictos que hasta entonces se encontraban latentes comienzan a salir a la luz.
La tarde, el marco donde transcurre toda la acción, crea un estado, un tono. Los cuerpos, los colores, la luz, los sonidos de la vida urbana, responden a la sensorialidad de "la hora de la siesta". Todo es visto a través de ese tiempo moroso.
Yace al caer la tarde no ubica la acción en una época ni en un lugar claramente determinados. Su objetivo es poner en evidencia lo que ocurre ante la llegada de un otro distinto. Mirar al propio lugar de pertenencia con ojos de extranjero y hacer que lo cotidiano aparezca bajo un prisma extraño.
Los integrantes de esa comunidad, esos hombres y mujeres que miran pasar el tiempo indolentemente, se comportan con él (con "ese Extranjero") de forma despiadada. Así también llevan adelante sus vidas. Con desgano, con desinterés, con apatía. Una existencia inmersa en un encierro asfixiante que corroe las vidas de estas personas en los márgenes, los restos de una sociedad en estado avanzado de descomposición.

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