Y comieron perdices!... fue solo el principio

"La verdadera risa solo nace de un profundo dolor"

Cuatro mujeres de diferentes generaciones irán a un baile con una sola meta: encontrar al príncipe azul o, al menos, a alguien que les mantenga viva la esperanza de que tal hombre existe. Entre copas y bailes, mantendrán una de esas charlas propias de mujeres: pasando del llanto a la risa, de la frivolidad a la profundidad, de la culpa a la catarsis. Como mirándose en un espejo se encontrarán sus conflictos más profundos del ser mujer.

Intentando sobrevivir a la soledad del desamor, a los mandatos sociales y sobre todo a ellas mismas, descubrirán quién es la verdadera responsable de todos sus problemas: ¡¡Cenicienta!!!

Qué hubiese pasado si Cenicienta decía: "¡No! ¡No voy al baile! Que me venga a buscar el príncipe a mí si me quiere, nada de competencia con las demás mujeres del reino, nada de transformarme en alguien que no soy"

Qué hubiese pasado si los cuentos que nos contaron no hubiesen involucrado besar a sapos o bestias para que se conviertan en hombres ilusorios, príncipes que te hacen competir con el resto de las mujeres en un baile, encierros en torres de desolación donde la única salida posible es el beso de un hombre.

Quizá la historia femenina hubiese sido otra, o quizá estos cuentos estuvieron ahí para enfrentarnos con nuestras brujas y nuestras princesas, con lo impuesto y con nuestro real deseo, para descifrar finalmente quiénes de verdad somos.

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