De profesión Maternal

Matilde abandona a su beba. Cuarenta y cinco años después le envía una carta con el deseo de provocar un encuentro y ver que fue de esa niña.

La hija acepta la invitación movida por la "curiosidad". El encuentro se da en presencia de un testigo que funciona como un corifeo que lee y anticipa los hechos que las protagonistas no pueden reconocer debido a su fuerte carga emocional.

La relación de dominación entre los hombres Gambaro la expresa en más primario de los vínculos: La relación madre e hija. Los personajes son arquetípicos y la incomunicación convierte en grotescos. Para la autora, el mundo de las relaciones humanas siempre es monstruoso; y sus diálogos de aparente cotidianidad realista son una trampa para que el espectador caiga indefenso a lo más crudo de lo humano: la falta de amor, la incomunicación y el egoísmo.

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