Sonata Nº 7 en RE mayor, Op. 10 Nº 3

Sumergidos en un mundo donde la posible fragmentación de un cuerpo, en cualquier momento, en pocos instantes y en cualquier latitud resulta imagen cotidiana, esta pieza intenta introducirse en el comportamiento del cuerpo para mostrarlo como residuo; cuerpo separado de quien lo habita transformándolo en un signo frágil desprovisto de valor, vestigio indiferente de alguien que ya no es. Pura ausencia e ingravidez a la que ese cuerpo, sin embargo encarna.