La mecánica de la carne

"Doy vueltas para reivindicar el movimiento, la no quietud" nos dice el texto de Pedro Fresneda.
Artús y Raquel no encajan en este mundo. Tampoco saben si quieren encajar, pero igual lo intentan. Esta relación de espanto y atracción por la sociedad, los acompañará toda la vida.
La Mecánica de la Carne, se presenta como un constante devenir, una constante transformación. Es por eso que los objetos son múltiples cosas, es por eso que el vestuario muta constantemente, y se convierte en escenografía, tercer personaje, verdugo o patíbulo. Múltiples son entonces los estados vitales: la infancia, la adolescencia, la adultez cínica, la vejez resignada. Pero por sobre todo, la pulsión de escapar de este círculo, de este universo mecanicista. El anhelo de ser otro, distinto, único en su singularidad.
Artús enuncia que ha podido pasar desapercibido en el mundo "gracias a su capacidad de imitación", pero que ya no lo tolera. En un mundo en el que la ilusión de conexión total nos hace anónimos por dilución en un mar de rostros pixelados ¿Dónde está el ser? ¿Cómo se define?
La respuesta, deberá encontrarla el público. "Son ustedes representantes", los increpa Raquel. "Cada uno de ustedes va a escuchar en representación de millones de personas las opiniones que hoy se van a verter, poco a poco." ¿Se multiplicará el mensaje? ¿Se encontrará la respuesta? ¿O sólo nos quedará morir para recomenzar el ciclo una vez más?
En palabras de Bertolt Brecht: No podemos encontrar la solución ni pagándola "¿Se necesitan quizá otros dioses? ¿O ninguno?" Francamente asusta.
Atrapados en esa progresión desde lo inorgánico a lo orgánico, Artús y Raquel (esperanzados) exploran cómicamente sus miserias una y otra vez.

1 Histórico de funciones
5 Notas en los medios