Desván

Tabita y Margot son dos jóvenes mujeres que fueron traídas desde Europa a la Argentina engañadas por la organización Zwi Migdali para ejercer la prostitución. En un breve instante de descanso, ambas, son testigos del encuentro de una colega con una relevante figura artística de la década. El "espectáculo" de la habitación contigua, les permite tener un momento de libertad para descubrir sus historias personales y reflexionar sobre el presente y pasado.

Palabras del director:

Lo que realmente me cautivó de esta obra fue su tono. Conocía la historia de la Zwi Migdali gracias al libro "La Polaca", de Myriam Schalom, por lo tanto el tema no me era ajeno, pero es acaso la desdramatización de los hechos lo que me parece atractivo. Dos personajes que en un espacio tan pequeño y, posiblemente, claustrofóbico, encuentran un instante de libertad para conocerse y pensar sobre ellas, sin que esto suponga convertir su presente en una tragedia. Lo que Suárez consigue es humanizar los estereotipos, no hablar del "tema" en primer término para conseguir el empatismo con el espectador, exhibiendo el esclavismo sexual en forma subyacente, otorgándole prioridad a sus personajes, demostrando que antes de ser víctimas también son seres humanos que sufren, se ríen, se enferman, extrañan sus hogares. Las penurias que tuvieron y tienen que pasar cotidianamente están fuera de campo, pero no dejan de estar marcadas como un tatuaje que llevan impregnado en la piel.

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