Encarnación

Tras conseguir su anhelado final entre encajes, flores y fotos de estandarte, la protagonista comienza a narrar en carne propia el verdadero principio de una convencional historia sin tiempo ni distinciones, en la que amar y honrar es un mandato familiar, pero amarse está prohibido.
Entre espejismos de sus pasiones arrabaleras Encarnación nos traslada por el espacio y el tiempo distante delo que ha sido y de lo que hoy es. Dos verdades añejas, una realidad prestada y un vestido reluciente se desgarran capa tras capa permitiéndonos ver que a veces el final no es más que un punto de partida

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