Lo único que hice fue jugar

En un rato van a llegar sus invitados pero antes Manuel decide contarnos una parte de su historia. Lo que pasó, lo que recuerda, lo que su mente y su corazón editaron entre sus siete y sus nueve años. Una familia que se deshilacha, se desintegra y toma otra forma para siempre.
Las torpezas, las malas decisiones, las posibles salidas, los posibles escapes, los juegos, la valentía. Todos tratarán de sobrellevar, de sobrevivir a esta realidad.
Manuel, en algún lugar, sabe que de los laberintos solo se sale por arriba.

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