Mario por Alusión

Mario Díez Collado, el personaje muerto de Cinco horas con Mario, se levanta del ataúd en el que lleva treinta y siete años siendo velado de manera ininterrumpida. Y lo hace para revelarnos un importante secreto: él no murió. Lo que en realidad pasó fue que se quedó callado, y a todo el mundo le cogió tan desprevenido que le dieron por muerto.
En los largos años de velatorio Mario ha hecho oídos sordos a los improperios que Carmen, su mujer, ha vertido sobre él. En ese tiempo, además, ha soportado las voces de sus dos hermanos y su hijo, los tres muertos, que le formulaban una y otra vez la misma pregunta: ¿dónde ha quedado todo? Mario, de nuevo en pie, está decidido a encontrar una respuesta, y lo hará de la única manera que conoce: reflexionando. A través de las principales anécdotas de su vida, se irá trazando un paisaje de la España de la década de los sesenta.
Hoy los muertos, inquietos en sus tumbas y en las cunetas, quieren saber dónde ha quedado todo. Mario cree tener la respuesta: allí donde acaban todas las cosas tarde o temprano. En la memoria.
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