Las ridículas preciosas

Una adaptación muy libre de dos autores chilenos sobre la obra de Moliere, que arremete con los excesos esnobistas de su época.

"Es un espectáculo sumamente agradable que se sigue desde el principio al fin con una sonrisa y cuya música se sale tarareando de la sala...Lo que los autores han querido es, sencillamente, pasar un rato divertido y puede sospecharse que los que más se han reído han sido ellos mismos al escribir la pieza, cuya parte más sustancial está en la música, muy bien orquestado por Jorge López Ruiz. La letra es lo de menos, y quizás un poco más de sentido del humor no hubiera venido mal. Algunos cuadros como el de los refranes, de ritmo vibrante, estimulan el aplauso entusiasta y otros como 'Hay que bailar' son especialmente acertados" Jaime Potenza. La Prensa