Príncipe azul

"Teatro abierto -explica el investigador Alberto Wainer- que había estallado en 1981 como una respuesta cultural de urgencia, y que, en algunos casos, subordinaba los aspectos formales a la transparencia de la metáfora, se abría, en su segunda edición -no sin resistencias- a experiencias de gramáticas más radicales y, en consecuencia, retomaba las ricas y ya casi olvidadas confrontaciones estéticas que habían ido definiendo al Teatro Argentino. Eso -continúa Wainer- de ninguna manera suponía resignar su razón de ser histórica: demostrar a los represores culturales, la vigencia y la vitalidad de nuestra escena, por el contrario, daba fe de una maduración saludable. Príncipe Azul, de Eugenio Griffero, es ejemplar al respecto, trasciende su propia peripecia, la del reencuentro otoñal de dos hombres que, cincuenta años atrás, se prometieron una cita de amor, y ensaya una poética de absoluto despojamiento, que, por su lirismo y falta de énfasis, resulta paradojalmente provocadora. Aunque la obra refiere a un magma de miedos y claudicaciones (el primero de ellos, a la libertad) coyunturales pero demostradamente recurrentes y actuales, no creo que redunde ni acote la temática, resaltar que -aunque más de 400 homosexuales integraron la lista del terror genocida- en el “Nunca más” de la CONADEP, no consta ni a una sola persona detenida o desaparecida a causa de su orientación sexual."

1 Histórico de funciones