El pan de cada dia

“El pan de cada día” habla de la problemática de vivir en una sociedad capitalista posmoderna, consumista, individualista, en donde sus integrantes saben competir, pero son “analfabetos del alma”.
Habla de ahogos, presiones, vacíos. De la vida, en un día.

La obra cuenta un día común en la vida de cinco solteros urbanos. Individualidades modernas, sin conflictos aparentes.
Sin embargo han quedado presos en su propio sistema. Ahogados por un deseo que los evade.
Estas cinco soledades intentan desplegar su existencia en esa cotidianeidad. Un fallido constante.
Al igual que el mito de Sísifo, repiten casi mecánicamente un día que promete ser revelador.

La acción tiene lugar en un espacio común, pero que no los une; los fragmenta. El texto de Gesine Danckwart se compone de pequeños monólogos intercalados, que a veces se atreven a salir del interior, y que en ocasiones desembocan en diálogos, pero que por miedo a la decepción se interrumpen en el momento decisivo.

Desde el comienzo se traslucen los contrastes: Para algunos, un amanecer casi forzoso y sin sentido; para otros, vertiginoso y maníaco.
Ya insertos en el día, deben lidiar con esta tarea tan pesada que se les ha vuelto la vida. Cada uno tiene sus obligaciones, trabajos insatisfactorios, carencia de motivaciones; deben andar con sus imposibilidades y sus miedos.

La obra impacta por el efecto de reconocimiento: en este día, Gala, una brillante ejecutiva, espera que lleguen los plomeros. Sola y presa en su propia casa. Nelke, una joven que busca suerte, empieza un nuevo trabajo. Expectativa y una pronta frustración. Sesam, un profesional desempleado, no sabe para que se levanta. Pero lo hace, y deambula. Ela, una mesera incrédula que sueña despierta, trabaja ocho horas de pie. De pie. Ulrich, el enervante ejecutivo de una multinacional, persigue sus obligaciones. Las corre. Y ellas lo atrapan.

Y así transcurre este largo día. Al final, la presión crece y la ilusión se escapa: “Mañana va a funcionar”.

2 Histórico de funciones