Ecléctica

A lo largo del tiempo, distintas pueblo del planeta, han rendido culto a la figura de La Luna, aquella dama que desde su altar celestial inicia el gobierno de su reino, el reino de la noche y del misterio. Ella sería la encargada de revelar al hombre su propia condición humana, sujeto al ciclo de vida y muerte, aunque no a la extinción, le dio su forma astral o "Cuerpo de emociones". Los antiguos hablaban de la luna como la diosa del destino. El ciclo lunar indudablemente aparece como determinante del destino de la mujer y en asuntos de, amor, también del hombre.

En dichas culturas, el Sol representa una constante fuente de luz y calor que desaparece durante su viaje nocturno y reaparece por la mañana. Como eterna contraparte, la Luna es variable y sigue un orden diferente; incluso el horario de salida parece depender de su capricho. Estas extrañas cualidades se reflejan en el mundo psíquico de la mujer, que a veces ofrece una imagen de inconstancia o variabilidad. En el transcurso del ciclo lunar completo, la energía de la mujer aumenta, brilla con esplendor y decae de nuevo; cambios de energía que afectan tanto a la vida física y sexual como al mundo psíquico y espiritual femenino.

Cuando una mujer se siente perturbada, en la oscuridad de la luna es donde puede llegar a tomarse el tiempo de estar consigo misma y logra la conexión con su luna. Somos luna, misterio que hace mucho tiempo olvidamos; capaces de aprender a armonizarnos con ella y de auto-sanarnos. Entenderla a ella es entendernos a nosotros mismos y nuestra naturaleza mágica.

De esta manera, la luna fue la forma de encontrar solución a ciertos interrogantes, quizás su luz es la que nos enamora, pero dentro de ella existe algo más. Hasta aquí hemos intentado develar parcialmente uno de los grandes misterios que rodean la noche. Posiblemente seguiremos ignorando muchos de sus secretos que, como fiel guardiana plateada, nos oculta.

Conéctate con la luna y descubrirás quienes eres en verdad.

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